Sevilla. Taller de Mayores 5. 24-10-2017

24 de octubre de 2017 Número 5

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EXPERIENCIAS PERSONALES

La historia de Francisco

Venir ha sido para mí la vida, porque me estaba muriendo

de coser, que así estoy ahora. Me casé muy jovencita, es- tando en la Casa de los Cua- dros, con Andrés, que nos conocíamos del barrio porque coincidíamos en fiestas y cele- braciones. Fuimos muy felices en nuestro matrimonio. Tuvi- mos dos hijos: Javi y Andrés. Mis hijos se casaron y el ma- yor se quedó a vivir conmigo y con su mujer. Cuando murió mi marido, estaba yo con pena, y mi Javi me dijo: «Mamá, te voy a llevar a un sitio que te va a gustar mucho. Si te gusta, te quedas, y si no, te vienes a tu casa». Y entonces me trajo a mi Cole- gio, a la Buhaira, y nada más abrir la puerta dije: «yo me quedo aquí», y aquí estoy. Venir ha sido para mí la vida, porque me estaba mu- riendo. Del Colegio me gusta todo, «hasta los huesos». Es- toy muy contenta. Me despier- to muy temprano para ir al Colegio. Cuando no abre, me entra pena porque quiero yo mi Colegio. Yomi Colegio no lo dejo por nada del mundo. Tengo tres nietos, una niña y dos machotes. El grande ha hecho ya la comunión y la niña baila flamenco.

FRANCISCO MENDOZA CR FOAM de Santiponce

Me llamo Francisco Mendo- za Vega, pero de siempre me llaman Curro. Estoy en la Re- sidencia FOAM de Santipon- ce acompañando a mi seño- ra, que padece Alzheimer. Me da pena no haber venido antes porque aquí nos tratan muy bien. Hay muy buena gente, muy buenos trabaja- dores y la jefa es una bellí- sima persona. Siempre está tratando de llevarnos por ahí. Donde haya fiesta, allí nos lleva. Hemos ido a la Fe- ria de Santiponce. Hace poco vino Canal Sur a grabar un reportaje. La ex- periencia más bonita que yo he vivido fue cuando fuimos a recoger el premio a un pro- grama especial de Juan y Me- dio. El programa se llamaba «Siempre Jóvenes». Un pro- grama dedicado a las perso-

De mi Colegio me gusta todo, «hasta los huesos»

Mª GRACIA ANDRADA UED Buhaira de Sevilla

Tengo 76 años, nacida en Sevi- lla. Mi padre era viajante por- que vendía plantas medicina- les. Nos llevaba a mi madre y amí a todos los sitios a los que iba a vender. Hasta a Marrue- cos hemos ido. Allí fui muy fe- liz. De allí volvimos a Sevilla y ya nos quedamos aquí. Siem- pre he vivido en la Puerta de la Carne. Mientras viajábamos, mi padre me enseñaba, porque yo no iba al colegio. Él me en- señó a leer y a escribir, era maestro y tenía su título que ponía «Don Basilio». Para ven- der hierbas y curar a la gente

nas mayores, el pasado 1 de octubre, Día Internacional de las Personas Mayores. Asistimos Martín, el pre- sidente de FOAM; Sonia, la directora, y yo, y fuimos a re-

coger el premio. Salimos en la tele muy guapos. Antes, vinieron a hacer- nos una grabación sobre el trabajo que se hace en la Re- sidencia.

La comida es muy buena y abundante. Todo el que ten- ga un problema que vaya a informarse a FOAM, aquí es- tará más a gusto que en nin- guna parte.

do terminé los estudios pri- marios, empecé a coser a un modisto que se llamaba José Castillo, que cosía muy bien, y aprendí con él. Estuve cosien- do muchos años, tenía ya ni- ños y todo, lo hacía en mi casa por encargo, en Semana San- ta, en Feria…Me pegué un lote

era el primero. Mi madre, Teó- fana, aprendió el oficio con mi padre y le ayudaba. Era muy bueno. Hasta le pagaron los médicos de allí para que se fuera, porque le quitaba la clientela. Cuando volvimos a Sevilla entré en el colegio y, cuan-

Carmen, alegría y entusiasmo a pesar de la edad

Me siento estupenda en Amedara

CARMEN Habitare Castilleja

A los 9 años de enviudar, me volví a enamorar y me casé por segunda vez. Fui muy fe- liz. Entonces, dejé de trabajar y me dediqué a mi familia. Me volví a quedar embarazada y tuve mi tercer hijo, una niña. En el mismo mes que hacía- mos los 40 años de casados, él murió. Ya con 74 años vivía sola en casa; mis hijos, cada uno tenía su vida, y me insistieron para que viviera con ellos. Iba y ve- nía de un hijo a otro cada mes, pero a mí esa vida no me gus- taba y decidí venirme a la Re- sidencia de Mayores Habitare Castilleja. Al principio entré con incertidumbre, por lo que

viniera, no tardaban en venir. Nada más llegar a la resi- dencia, la terapeuta y la psi- cóloga me propusieron parti- cipar en diversas actividades. Por la mañana, los lunes y viernes, hacemos gimnasia, y los martes, miércoles y jueves, manualidades, que es la activi- dad que más me gusta. Por las tardes también te- nemos actividades de lectura y escritura. En general, desde que es- toy aquí, vivo muy contenta, todos los días charlando con mis compañeras y realizando las actividades. Mis hijos vie- nen a verme de vez en cuando y nos ponemos al día.

ROSARIO UED Amedara de Sevilla

Soy Carmen, tengo 89 años y nací en Ceuta. He pasado la mayor parte de mi vida en Ceuta, por lo que los recuer- dos más bonitos que tengo, los tengo de allí. A los 25 años me casé con un hombre que me trataba como a una reina, tuve mi pri- mer hijo y, estando embara- zada del segundo, mi marido desapareció: salió a pescar y hasta el día de hoy nadie ha vuelto a saber de él. A raíz de esto, me tuve que poner a tra- bajar en cualquier cosa que me saliera.

me gusta la gimnasia, porque me viene muy bien para mis piernas. También me encanta pin- tar porque me entretengo y así decoramos el centro. Ade- más, sé que todas estas co- sas me vienen muy bien a mí. Ahora estamos con las ma- nualidades del otoño, aunque por el tiempo, parezca que to- davía estamos en verano. Me gusta mucho participar y colaborar siempre con lo que pueda. Estoy muy con- tenta y me siento como en casa.

Mi nombre es Rosario y ten- go 90 años. Soy trianera y me gusta mucho el cachondeo. Acudo a Amedara desde fe- brero de este año y estoy muy contenta porque hay muy buen servicio. Además, siempre están pendientes de nosotros. Me gustan todas las activi- dades que hay, tanto la gim- nasia como los deberes, las manualidades… Aunque ten- go que decir que, sobre todo,

me iba a encontrar aquí, pero me acostumbré muy rápido a la rutina en la residencia y me encontraba muy a gusto. A veces me sentía muy sola en la habitación, pero estaba tranquila porque, cada vez que llamaba para que alguien

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