Neurología ortopédica. Exploración diagnóstica de los nivele

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Capítulo 5 • Mielomeningocele

Por lo general, los niños usan abrazaderas más de lo que las usarán cuando sean adultos, hasta que llegan a la mitad de la adolescencia (12 a 15 años). Después de esa edad, la mayoría de los pacientes con lesiones por arriba de S1 se vuelven deambuladores limitados por la ener- gía excesiva que deben invertir debido al peso que sus brazos tienen que cargar; para cami- nar con abrazaderas y muletas se necesita tanta energía como para correr a máxima velocidad. Lesiones unilaterales No son raras las espinas bífidas con niveles muy discrepantes de función. Hay una gran probabilidad de que un espolón óseo o cartila- ginoso cause fijación medular a medida que la columna crece (diastomatomielia) (fig. 5-11); cualquier signo de esta pérdida unilateral de función es indicación para realizar un mielo- grama. La escoliosis, la curvatura lateral de la columna, es un problema concomitante signi- ficativo para las personas de este grupo. Hidrocefalia Entre 50% y 70% de los niños con mielome- ningocele padece hidrocefalia, un aumento anormal del tamaño de los ventrículos, lo que causa crecimiento de la cabeza y prominencia

Función vesical e intestinal A menudo hay alguna actividad vesical; hay cierto reflejo anal. Metas del desarrollo Sentarse, ponerse de pie y caminar son tres indicadores del desarrollo que ayudan a deter- minar la capacidad funcional motora general futura del niño. La mayoría de los pacientes con mielomeningocele experimentan un de- terminado retraso en el logro de estas metas; la magnitud del retraso y el grado de dificul- tad que enfrentan aportan información valiosa sobre la evolución de la rehabilitación futura. Posición sedente En condiciones normales, un niño aprende a equilibrarse en posición sedente a los 6 meses de edad y puede sentarse por sí solo a los 7 u 8 meses. Un niño con una lesión por arriba de L3 se sienta después de esa edad, más o menos a los 10 meses de edad, por la debilidad muscular alrededor de las caderas. Un niño con una le- sión torácica alta puede tener inestabilidad es- pinal, lo que lo obliga a equilibrarse con ayuda de las manos, en posición de trípode. Una fu- sión espinal estabiliza la columna, lo que libera las manos para las actividades de la vida diaria. Bipedestación Lo normal es que un niño se ponga de pie a los nueve o 10 meses de edad. Un niño con mie- lomeningocele torácico es incapaz de hacerlo, cualquiera que sea el nivel de la lesión. Hay que ponerle abrazaderas para darle estabili- dad; sin embargo, aun así puede experimentar cierta dificultad porque las abrazaderas son pesadas e incómodas. Marcha En condiciones normales, la ambulación co- mienza entre los 12 y 15 meses (intervalo, 8 a 18 meses). Aunque casi todos los niños con mielomeningocele tienen problemas para ca- minar, aquellos con inteligencia normal y com- promiso en la región lumbosacra, es posible que caminen con la asistencia de dispositivos.

FIGURA 5-11 Diastomatomielia (Hoppenfeld, S.: J Bone Joint Surg ., 493:276, 1967). AMPLE

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