Enero2020

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E stos y otros datos alimentaban sus modelos climatológicos, los cuales daban señales de alarma, al marcarse niveles altísimos en su índice de riesgo de incendios forestales. Así, 2019 cerró como el año más caliente desde 1910, con una temperatura 1.5 °C más alta que la media histórica, superando el récord de 2013, otro año de grandes incendios. El año pasado también se convirtió en el más seco desde 1900, con un 40% menos lluvia que el promedio entre 1961- 1990. Específicamente, en Nueva Gales del Sur, los datos son peores, con un mayor diferencial de temperatura y aún menos lluvia. (Ver: http://www. bom.gov.au/climate/current/annual/aus/ ). No obstante, no es la primera vez que ocurre algo así. Los incendios forestales en Australia son típicos de su ecosistema y forman parte de ciclos de vidas en el continente. No por nada se habla de temporada de incendios forestales. Algunas especies se han adaptado específicamente a esa realidad natural e incluso ya hay reportes de hierbas y plantas germinando en áreas quemadas al principio de esta temporada ( Australia Fires: Plants Photographed regrowing in ashes, BBC , 11 enero 2020). E ste incendio está lejos de ser el más grande en la historia de Australia. En la temporada de 1969-1970, en Territorio del Norte, el estado menos poblado de Australia con menos de 250,000 habitantes en 1.4 millones de km cuadrados, hubo uno que arrasó con 45 millones de hectáreas, según datos recopilados para el informe National Inquiry on Bushfire Mitigation and Management, en 2004. Eso es una extensión geográfica mayor a Paraguay o Irak. Durante la temporada de 1974-1975 se quemaron 29 millones de hectáreas en Australia Occidental, 7.3 millones en Queensland, 4.5 millones en Nueva Gales del Sur y 16 millones más en Australia Meridional, según datos del mismo informe. Estas cifras son abrumadoras, pero hay que recalcar que este tipo de incendio es frecuente y que ocurre todos los años, aunque no en estas magnitudes. ¿Cuál es la principal preocupación? Australia muestra una clara tendencia de temperaturas al alza desde 1985, de acuerdo con el Bureau de Meteorología. Si esto se viera acompañado de menores precipitaciones, hay un mayor riesgo de que aumente la intensidad de los incendios forestales. Debido a la resequedad, estos serían todavía más difíciles de controlar, causando severas afectaciones a los habitantes, la economía y las especies en peligro de extinción.

DIEGO QUIJANO @RYUAUSTRO

FUEGOSDOWNUNDER

A l 12 de enero, se estimaba que los incendios forestales de Australia habían arrasado con un área equivalente a 1.5 veces el territorio de Panamá. Son 11 millones de hectáreas quemadas, o 1.4% del territorio de Australia, un área comparable al tamaño de Honduras o Bulgaria. Se trata de una extensión geográfica 10 veces mayor a la devastada por los fuegos de Brasil el año pasado, 14 veces la de California en 2018 y 60 veces la de España en 2017. En las últimas semanas, las imágenes de koalas siendo rescatados de los fuegos y de canguros saltando para escaparse de las llamas son desgarradoras. A la fecha, han muerto más de 25 personas y se han destruido más de 3,000 edificios, sin contar las graves afectaciones a la vida silvestre. Esta temporada de incendios forestales ha sido particularmente notoria por su cercanía a áreas pobladas. Concretamente, ha sido la más catastrófica del estado australiano de Nueva Gales del Sur (New South Wales), el más populoso de Australia y donde queda la ciudad de Sídney. Los fuegos también están ocurriendo en otros estados, como Victoria, Queensland y Australia Meridional (South Australia). D estacamentos de bomberos han sido enviados por parte de Canadá, Nueva Zelanda, Emiratos Árabes Unidos, Estados Unidos, Rumanía, entre otros países. Localmente, artistas y estrellas deportivas han impulsado eventos de recaudación de fondos. Mientras que el gobierno federal, liderado por el primer ministro, Scott Morrison, está recibiendo fuertes críticas por su aparente mal manejo de la situación, al no proveer suficientes fondos para actividades de prevención antes de que empezara la peor parte de la temporada o para financiar la compra de aviones para la descarga de agua. Esto, a pesar de que el Bureau de Meteorología había advertido de que 2019 sería uno de los años más calientes y más secos desde que tienen récord.

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