Revista GURMÉ Sevilla Primavera 2018

ENTREVISTA

La relación que tiene Ana Guerra con Manuel García y Alejandro Pedrido es más que particular. Ella, además de su antigua jefa, es la madre de su amigo Alejandro y, en ocasiones, incluso ha llegado a actuar como madre de todos. A la hostelera le gusta acudir a este establecimiento de la Encarnación para visitar a estos dos jóvenes con los que mantiene un vínculo de cariño y aprecio, aunque con el tiempo se ha hecho una auténtica clienta de este espacio donde su soleada terraza y su carta desenfadada son argumentos más que de sobra para acudir a él. Como toda profesional del sector, tiene poco tiempo libre, pero los domingos cuando cierra Er Caserío disfruta tranquilamente de los rayos de sol que acarician a los clientes de este joven espacio. Isabel Aguilar Fotografías: Raúl Doblado Triquitraque Tapas Mi día libre en...

Ana Guerra en la barra de Triquitraque con Alejandro Pedrido y Manuel García

¿Cómo se conocieron?

pronto con la clientela y algunos incluso me decían que preferían ser atendidos por ellos. De hecho, cuando se fueron hubo muchos que me preguntaron dónde estaban. Cuando cerrábamos montábamos un festín y nos sentábamos a la mesa a contarnos nuestras penas y alegrías. Después lo que sobraba se lo daba a los chicos en un tupper para que lo tomaran en casa. Manuel García: Un poco de todo, pero espe- cialmente atender al público. Alejandro Pedrido: Yo también echaba un cable en la cocina por las mañanas. Lo pa- sábamos muy bien y recuerdo aquella época ¿Qué tareas desempeñaban en Er Caserío?

Alejandro Pedrido: Yo compartía piso mien- tras estudiaba la carrera con Manu y con otro amigo, Juanlu, y ambos trabajaban en Er Ca- serío porque eran amigos del hijo de Ana. Me ofrecieron un puesto y acabamos los tres que vivíamos juntos trabajando en este estableci- miento. Ahora solo sigue Juanlu, que además se ha convertido en el yerno de Ana porque sale con su hija. Ana Guerra: Para mí fue una experiencia maravillosa, todos eran muy responsables y nunca me dieron ningún problema. En Er Caserío hay unas normas básicas que son el buen trato al público y la amabilidad y ellos las cumplieron con creces. Se hicieron

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