Revista GURMÉ Sevilla Primavera 2018

ENTREVISTA

¿Qué le gusta tomar aquí?

con mucho cariño. Era como si en lugar de ir a trabajar fueras a estar con tu familia o tus amigos. Había muy buen ambiente y Ana pasó de ser nuestra jefa a ser la que nos cuidaba. Y ahora en El Triquitraque, ¿cómo es la rela- ción que mantienen? A. G.: Los domingos me gusta venir con mi fa- milia a tomar algo y de vez en cuando también vengo a tomar café al Moss, que está al lado y es del mismo grupo. Incluso a veces son los camareros del Triquitraque los que lo atienden.

M.G.: Desde que en Er Caserío abren de noche, cuando cerramos El Triquitraque o cuando nos toca descansar vamos allí a verles. Lo hacemos al menos una vez en semana y nos encanta ir como clientes. Ana, además de visitar a Alejandro y Manuel, ¿qué le atrae de El Triquitraque? A.G.: Me coge al lado de Er Caserío y de mi casa y me gusta mucho su terraza. En invierno cuando hace frío me meto dentro pero si hace sol es una maravilla poder sentarte fuera.

A.G.: Me tomo un refresco y de tapear ensa- ladilla, lagrimitas de pollo, salmorejo, huevos con langostinos, serranito… Todo tradicional, también tienen cosas más modernas pero yo soy muy clásica a la hora de comer. Tienen una ensalada que es increíble y que lleva espinacas fritas. A.P.: Todo el mundo nos pregunta qué es por- que no están acostumbrados a ver la espinaca frita e incluso piensan que se trata de algas. ¿Les gusta más trabajar en un sitio que tenga cocina creativa o tradicional? A.P.: A la hora de trabajar te da más igual pero para comer es cierto que de la cocina tradi- cional no te aburres nunca, mientras que la creativa puede llegar a cansarte. ¿Hay mucha diferencia de público de Er Case- río a El Triquitraque? A.P.: Aquí el ambiente es más joven. En Er Caserío los clientes nos llamaban “los niños de Anita” y aquí muchas veces me siento mucho mayor de la gente que viene. A.G.: Me llegaron a preguntar si todos los chicos que trabajaban en Er Caserío eran mis hijos… Ahora bien, muchos de los clientes que vienen a mi establecimiento luego van a tomar el café a Moss y a veces soy yo la que los envía aquí. ¿No le da pena que ya no estén trabajando en Er Caserío? A.G.: Un poco, pero en la vida no hay nada para siempre y me gusta que estén cerca porque si se hubieran ido lejos no podría ir a verlos. A.P.: Eso le pasa mucho a los que viven en el centro, que piensan que todo está lejos (risas).

Ana Guerra

Esta barcelonesa lleva un cuarto de siglo en Sevilla y está perfectamente aclimatada a las costumbres del sur. Regenta uno de los establecimientos más tradicionales del centro y disfruta de las relaciones personales que establece con su público y con sus trabajadores, como demuestra en esta entrevista. Para ella, no hay nada más importante que estar rodeada de buena gente y disfrutar de un buen ambiente, algo que consigue en Er Caserío, donde pasa buena parte del día cocinando y atendiendo a todo el que aprecia la buena comida de siempre. Estos dos amigos están en la hostelería de paso. El primero está a punto de abrir su gabinete de fisioterapia y el segundo está opositando para Policía Nacional, aunque los dos han encontrado en los bares una buena forma de ganarse la vida mientras tanto. Lo hacen desde la entrega y con gran sentido de la responsabilidad y reconocen que, a pesar de los duros horarios que hay en el sector, la hostelería ha conseguido engancharles un poco. Su receta para sacar el mejor partido a esta etapa de sus vidas: crear un buen ambiente de trabajo y pasarlo bien. De lo contrario, aseguran, las horas se harían mucho más largas. Alejandro Pedrido y Manuel García

Ana Guerra conversa con sus amigos Manuel García (izda.) y Alejandro Pedrido (dcha.)

¿Y qué hace si está todo lleno y no hay sitio?

Ana pasó de ser nuestra jefa a ser la que nos cuidaba.

A.G.: Yo no tengo prisa los domingos así que si no hay sitio, espero. Trabajo en la hostelería y entiendo que esto funciona así, por lo que nunca me estreso cuando salgo fuera y procuro no estresar a los camareros. M.G.: Se nota mucho cuando viene alguien de gremio, tiene empatía hacia nosotros y sabe cómo funciona esto.

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