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las mujeres pueden tener éxito en cualquiera carrera. “Se trata de demostrar que somos capaces de hacer bien las cosas, lo que nos llevara a ser competitivas en el futuro”, indica Chow. “A mis alumnas les sucede lo mismo, sin embargo, como docente les comparto mi experiencia, porque también no ha sido fácil para muchas mujeres que ejercemos una profesión”. Irrumpiendo en los campos no tradicionales Sea que trabajen en los cultivos, en las computa- doras o en carros, las mujeres enfrentan retos similares en la educación y las carreras técnicas. A sus 19 años, Ashley Calero Lóasiga, de El Rama, ha roto con los roles y estereotipos que tradicionalmente se han atribuido a las mujeres. En noviembre de este año se graduará de Técnica enMecánica Automotriz. Es la única mujer en el grupo de becarios de USAID en esta carrera impartida por Fe y Alegría Nicaragua, organización que a partir de una alianza con Aprendo y Emprendo, amplió su oferta de formación profesional a la Costa Caribe Sur de Nicaragua, ofreciendo dos carreras técnicas, una en mecánica automotriz y otra en electricidad. "Para mí fue un reto estudiar esta carrera, pero estoy muy contenta con la decisión que tomé”, nos dice Ashley. "Mis compañeros varones me han apoyado desde el inicio, y he logrado cosas que nunca pensé que podía lograr, y he superado cada obstáculo”. Al romper los estereotipos de género, mujeres jóvenes como Ashley están sirviendo como modelos y comprobando que las mujeres también pueden mantenerse a sí mismas y a sus familias a través de carreras técnicas de alta demanda. Con su capacitación, ahora Ashley tiene el con- ocimiento y las destrezas para poder entrar en la industria que históricamente ha excluido a las mujeres y poder convertirse en una persona autodependiente a una edad joven. Ahora que se acerca el día de su graduación, Ashley dice que se siente orgullosa de poder forjarse un camino hacia una carrera prometedora en un campo no tradicional. "Me siento muy orgullosa por lo que he logrado”, nos dice. "La mecánica automotriz es una herramienta muy útil, después de graduarme, quiero poner un negocio y ser propietaria de un taller mecánico”. n Con edición de Evelyn Rupert. CreativeAssociatesInternational.com | 13

EL RAMA, Nicaragua – Juana Carolina González salió embarazada a los 19 años. Como muchas otras jóvenes de su comunidad en Muelle de los Bueyes, el futuro que le esperaba era abandonar sus estudios. “A los 13 años, las niñas en mi comunidad ya andan embarazadas, salen de sexto grado y no regresan a estudiar”, cuenta Juana. Juana logró romper con el ciclo de pobreza y abandono escolar que acompaña a las niñas y adolescentes de su comunidad. En la actualidad, con 24 años, estudia Técnico Superior Agropecuario con una beca de USAID, a través del proyecto Aprendo y Emprendo, que ejecuta Creative en Nicaragua. En Bluefields Indian and Caribbean University en El Rama, Juana está aprendiendo sobre mejores y modernas prácticas en agricultura y ganadería, rubros que conforman gran parte de la economía local. Juana es madre soltera y para continuar sus estudios ha sido determinante el apoyo de su familia. “Mis padres me han apoyado a mí y a mi niño que tiene 4 años, por eso he podido seguir estudiando”, dice ella. Junto a 14 estudiantes más, incluyendo seis mujeres, Juana recibió una beca de USAID para tecnificarse en el sector agropecuario. La clase tiene una representación mucho más equitativa de género que la mayoría. De acuerdo a un análisis de género realizado en centros de formación técnica profesional, solamente 25 por ciento de los estudiantes de agricultura y estudios forestales son mujeres. Como parte de las clases prácticas de Juana, ella y sus compañeras, ingresan a las plantaciones para dar recomendaciones técnicas sobre cuido del cultivo y el ganado. En un inicio, hubo personas quienes al recibirlas en las fincas les decían: “Muchachas, esto no es para ustedes, esto es para hombres,” relata Juana. Con los conocimientos adquiridos y el tiempo, las jóvenes han demostrado a su comunidad, su capacidad técnica y liderazgo en un sector tradicionalmente dominado por hombres. La familia de Juana vive de la tierra, cultiva maíz, frijoles y yuca, principalmente para consumo familiar. “Lo que más disfruto es trabajar la tierra. Mi abuelo y toda mi familia se dedican a cultivar la tierra”, dice Juana. “Por eso es que mi carrera en agricultura es tan importante: Podemos tener distintas profesiones en la familia, pero no podemos vivir sino tenemos qué comer”.

Sin embargo, Juana siempre está atenta al riesgo de la violencia de género cuando viaja de la escuela a su aislada comunidad. “Usualmente me toma unas dos horas llegar a la universidad, ya que está ubicada en El Rama y yo vivo en el Muelle de los Bueyes”, dice. “Tengo que cuidarme durante el viaje. Llamo a mis padres cuando voy saliendo para la casa y al llegar a la parada de buses.” Inspirada por su hermano mayor para continuar con su carrera técnica, Juana espera poder devolverle algo a la familia, quienes le han apoyado para lograr sus metas. Rompiendo estereotipos desde las aulas Aprendo y Emprendo prioriza la inclusión de las mujeres, las minorías étnicas, los jóvenes con discapacidad y los jóvenes LGTB, quienes enfrentan obstáculos adicionales en su educación y empleo. Cerca de la mitad de los cientos de becas son adjudicadas a mujeres jóvenes. Y los ocho centros de educación técnica y profesional, que son socios clave del proyecto, también reciben capacitaciones para hacer de estos centros de estudio, lugares mejor preparados para atender a jóvenes en situación de vulnerabilidad. El sector de la informática y comunicaciones se considera dominado por hombres. Así lo confirma la docente universitaria Olga Marina Chow Casis, ingeniera de sistemas informáticos. Actualmente es docente de tiempo completo del área de ciencia, tecnología y medio ambiente de la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nica- ragüense (URACCAN), campus de Bilwi. “Unos de los mayores desafíos ha sido cambiar esa imagen social que tienen de los informáticos, aquel estereotipo de género donde establecen que los empleos tecnológicos (informáticos) y las carreras de ciencia e ingeniería son para hombres”, explica la docente. La docente explica que los estereotipos de género, dentro de las propias familias, pueden retrasar a las estudiantes mujeres o hacerles abandonar sus estudios. ‘‘Estos estereotipos vienen arraigados desde la cultura misma, refiriéndose a que la mujer está hecha para el hogar, para el cuido de los hijos y el marido, y que no tienen la necesidad de estudiar una carrera”, dice ella. “La situación económica ha sido otro desafío para ellas, no tiene ningún apoyo económico. Me he encontrado situaciones en donde los padres les exigen que trabajen y dejen de estudiar, no ven la educación de sus hijas como una prioridad”. En sus clases, Chow quiere demostrar que

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