MANUAL GESTIÓN DE LA CIENCIA

GESTIÓN DE LA CIENCIA E INNOVACIÓN

1.2.2. POLÍTICA CIENTÍFICA Y POLÍTICA TECNOLÓGICA

En un principio se utilizaba sólo los términos “ciencia” y “política científica” para referirse tanto a la ciencia como a la tecnología. En aquellos tiempos se consideraba a la tecnología como la ciencia aplicada al desarrollo de artefactos, como el vínculo de la ciencia pura con el mundo social. A partir de los años sesenta se comenzó a discriminar entre una y otra diferenciándose claramente, lo que era el producto de la labor de los científicos y la de los ingenieros y el área de actuación, la ciencia pertenece al ámbito académico y la tecnología a la empresa. Por lo tanto en el plano de la política, las nociones de política científica y política tecnológica significan cosas bien diversas. La política científica atañe a la creación de nuevos conocimientos y la política tecnológica se interesa por el fomento de la innovación y la competitividad. Los procesos que regula la política científica son del sector público y los de la política tecnológica en su mayoría en el sector privado, ejecutados mayormente en la industria. Las estrategias gubernamentales y gerenciales están destinadas a fomentar el desarrollo y la transferencia de tecnologías desde la investigación hacia su aplicación.

El progreso científico-tecnológico ha desarrollado políticas y estrategias que han evolucionado y pasado por tres fases principales (1) Políticas científicas (2) Políticas para Ciencia y Tecnología y (3) Políticas de innovación o sistemas nacionales de innovación (actualmente).

1.2.3. POLÍTICAS DE APOYO A LA INNOVACIÓN Y A LA I+D

La innovación y el desarrollo tecnológico determinan el desarrollo económico y social, por tanto, las administraciones públicas de los países avanzados apoyan activamente el proceso de innovación tecnológica de forma directa a través del sistema público de I+D (universidades y centros públicos de investigación y ayudas financieras directas a empresas) y de forma indirecta por políticas de apoyo a la innovación en las empresas y en la sociedad. En España, en 1958 se creó la Comisión Asesora de Investigación Científica y Técnica (CAICYT) que posteriormente se encargó de gestionar el Fondo Nacional para el Fomento de la Investigación Científica y Técnica. A principios de los setenta, el modelo americano se tomaba como ejemplo por la capacidad de las estructuras universitarias para adaptarse rápidamente a las nuevas necesidades surgidas de la ciencia y por la capacidad del tejido industrial para explotar de forma muy eficaz los resultados tecnológicos de los centros universitarios. Este modelo fue sustituido en los

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