Te Linde. Ginecología Quirúrgica

PREFACIO DE LA PRIMERA EDICIÓN

que realizan estas operaciones. Aunque esto no es lo ideal, las circunstancias lo hacen necesario, y gran parte de esta cirugía ginecológica se hace bien. Es de esperar que muchos cirujanos generales utilicen este volumen como libro de referencia. En conexión con la cirugía general, es justo decir que gran parte de la cirugía viene de cirujanos generales de la vieja escuela, que practicaban su arte en el sentido amplio. Hoy, la ginecología y la obstetricia se han vuelto una sola especiali- dad, y en nuestra formación no nos apartamos mucho de la cirugía abdominal general. A pesar de la investigación preope- ratoria más cuidadosa, se cometerán errores diagnósticos y, a veces, el ginecólogo deberá solucionar problemas quirúrgicos que comprometen el abdomen inferior y el recto. Con esto en mente, el autor ha incluido en este volumen consideraciones de unos pocos trastornos más frecuentes de la cirugía gene- ral que incidentalmente puede encontrar el ginecólogo o por error diagnóstico. Ginecología quirúrgica se escribió con el propósito prima- rio de describir la técnica de los procedimientos quirúrgicos frecuentes y de cierta rareza. También incluye indicaciones y contraindicaciones para las operaciones, así como la atención preoperatoria y postoperatoria. Aunque la ginecología se divide en varios campos, éstos se entrecruzan de manera que es impo- sible componer un volumen de cirugía ginecológica que excluya otras divisiones de la especialidad. La patología ginecológica, por ejemplo, es la base sobre la cual se practica la buena cirugía ginecológica. Sin compren- derla, la cirugía se vuelve un trabajo meramente mecánico y los errores de juicio quirúrgico son inevitables. Por lo tanto, es necesario incluir en este volumen lo mínimo de patología macroscópica y microscópica, porque influye directamente sobre el tema en consideración. Además, se da cierta conside- ración a la psicología y la psiquiatría en relación con la ciru- gía ginecológica. El autor cree que ayudar a una mujer joven que debe someterse a una histerectomía a estar en el estado de ánimo de aceptación adecuado es tan importante como tener la habilidad técnica necesaria para realizar la operación.

La ginecología se ha vuelto una especialidad polifacética. Ya no es simplemente una rama de la cirugía general. Para ejer- cer esta especialidad en toda su expresión, el ginecólogo debe entrenarse en un campo inmenso. Debe ser un cirujano, experto en su especialidad, debe entrenarse en los fundamen- tos obstétricos, tener habilidades técnicas para investigar los trastornos urinarios femeninos, comprender la endocrinología aplicada a la ginecología, tener buenas bases de patología gine- cológica y, por último, ser capaz de reconocer y tratar con éxito problemas psiquiátricos menores frecuentes en las pacientes ginecológicas. Este libro se escribió con este concepto de espe- cialidad en mente. Entonces se vuelve evidente, cuando se busca entrenamiento en ginecología más allá de los fundamentos que se enseñan a los pregraduados, que se requiere mucho trabajo para entrenar a aquellos que buscan esta práctica. El autor es un firme creyente del sistema de residencias prolongadas para el entrenamiento de jóvenes en las varias especialidades quirúr- gicas, cuando sus mentes pueden tomar rápidamente ideas y sus dedos son ágiles. Este volumen ha sido escrito especialmente para este grupo de individuos. Por desgracia, faltan buenas residencias ginecológicas en Estados Unidos, en el sentido que el autor tiene en mente. Muchas estructuras portan el nombre de residencia, pero fracasan en darle al residente un trabajo quirúrgico suficiente que justifique el nombre. Otro método excelente para el desarrollo de jóvenes ginecólogos es una ayu- dantía activa con un ginecólogo maduro y bien entrenado. Si el ayudante puede pararse en el lado opuesto de la mesa de ope- raciones con su jefe día tras día, finalmente adquirirá las habi- lidades y el juicio que podrá utilizar como cirujano. Cuando se emplea este sistema de preceptores, es importante que el ayu- dante pueda realizar alguna cirugía mientras aún es joven. Si se fuerza a una persona a pensar en sí mismo sólo como un ayu- dante perenne, este estado de ánimo matará su capacidad para aceptar responsabilidades. Sin embargo, muchos deben apren- der ginecología quirúrgica bajo circunstancias mucho menos favorables que aquellos que tienen la fortuna de ingresar en una residencia o una ayudantía. Este volumen es valioso para aque- llos que, mediante autoinstrucción, deben adquirir cierto grado de habilidad quirúrgica. Por último, debe admitirse que hoy en día son más los cirujanos generales que los ginecólogos los

Richard W. Te Linde Baltimore, Maryland, 1946 AMPLE

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