Avery. Neonatología Sample

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Prefacio de la primera edición

Neonatología significa conocimiento del neonato humano. El tér- mino fue acuñado por Alexander Schaffer, cuyo libro sobre el tema, Diseases of the Newborn , se publicó por primera vez en 1960, jun- to con el de Physiology of the Newborn Infant de Clement Smith, constituyeron las piedras angulares del campo profesional en desarrollo. En los últimos 15 años la neonatología creció desde la preocupación de un puñado de pioneros hasta una subespecialidad importante de la pediatría. El conocimiento en este ámbito se ha expandido tanto que ahora parece importante conjuntar el mate- rial en un libro de referencia con diversos autores. Si bien la tasa de mortalidad perinatal ha disminuido en los últimos 50 años, las mejores tasas de supervivencia actualmente alcanzables no se han logrado en todo el mundo y, de hecho, Es- tados Unidos se encuentra detrás de otros 15 países a pesar de sus vastos recursos. Se requieren nuevos conocimientos y la mejora en la coordinación de los servicios sanitarios para madre e hijo para disminuir todavía más la mortalidad perinatal. Finalmente, se debe hacer un énfasis mucho mayor a la morbilidad, de manera que los lactantes que sobrevivan puedan tener vidas íntegras y producti- vas. Uno espera que en el futuro, la medida del éxito sea la calidad de vida y no el mero hecho de la vida en sí. En esta última década, la neonatología, como subespecialidad reconocida de la pediatría, se ha convertido en algo cercano a la sala de cuidados intensivos para prematuros. No es necesario mencio- nar que los problemas de la prematuridad distan de estar resueltos, pero la neonatología está suficientemente avanzada para extenderse más allá de sus inicios respecto de la prematuridad y la membrana hialina. El recién nacido es susceptible a muchos problemas y su fi- siología es tan exclusiva y cambia con tal rapidez que todos sus tras- tornos deben ingresar al ámbito de la nueva y creciente disciplina de la neonatología. Ha pasado mucho tiempo desde que se convirtió en un estándar de atención ingresar a las salas de prematuros a otros lactantes de alto riesgo, como los hijos de madres con diabetes o preeclampsia. Aquí, el criterio es la necesidad de cuidados inten- sivos. Sin embargo, el conocimiento especializado del neonatólogo debe darle una participación significativa en la atención de otros lactantes en los primeros 2 a 3 meses de vida, ya sea que requieran cuidados intensivos o que se reingresen por problemas no relacio- nados con la prematuridad y el nacimiento mismo. El conocimiento detallado de la fisiología del neonato puede ayudar al tratamien- to de las anomalías congénitas, los trastornos quirúrgicos, la de- tención del crecimiento y desarrollo, los problemas nutricionales, las enfermedades genéticas neurológicas y bioquímicas, y múltiples

circunstancias involucradas en el retraso de la maduración. Se puede concebir una subespecialidad agudamente limitada en cuan- to edad a la primera lactancia, pero ampliando el estudio de la inte- racción de la fisiología normal y los procesos patológicos. La neonatología también debe crecer en su relación con la obs- tetricia y la biología fetal. En los mejores centros hospitalarios se ha desarrollado una asociación activa entre los obstetras y pediatras acerca del tratamiento de los embarazos y neonatos de alto riesgo. En ocasiones el entrenamiento ha sido en cooperación, pero sólo en unos cuantos ejemplos los científicos dedicados a la biología fetal han participado en ese esfuerzo. Se han logrado inicios importantes en el estudio de la unidad fetomaterna, como aquellos estudios endocrinos de Egon Diezfalusy, los cardiopulmonares de Geoffrey Dawes y los in- munitarios de Arther Silverstein. Si bien en este momento no se com- prenden los procesos fundamentales, como el control de crecimiento fetal y el inicio del trabajo de parto, se necesitan centros o institutos que conjunten profesionales de diversas áreas para luchar contra los intensos problemas de la biología fetal. En el ámbito clínico, es evi- dente la interdependencia de la obstetricia y la neonatología. Como un perfeccionamiento final, estas dos especialidades podrán algún día unirse como una nueva entidad —la perinatología— al menos en el ámbito del entrenamiento y la certificación. Mientras tanto, se re- quiere una mayor comprensión e interacción mutua cotidiana para la atención óptima de las madres y sus lactantes. Este libro se organiza alrededor de los problemas conforme se presentan, así como por órganos, aparatos y sistemas. Pretende al- canzar un equilibrio entre la presentación de ciencias básicas, en la que debe basarse el tratamiento racional y las recomendaciones para proveer la atención a los pacientes por expertos con acredi- tación en cada subtema. Los autores de capítulos individuales han abordado sus temas en diversas formas y no se ha pretendido al- canzar un formato completamente uniforme. En algunos casos hay superposición de los temas, pero los puntos de vista algo diferentes que se presentan, y el deseo de evitarle al lector la búsqueda poste- rior de las referencias cruzadas en el libro, me han persuadido de dejar sin modificación algunas de tales superposiciones. Se aprecia que ningún volumen como éste puede tener más que una actualidad útil finita. Sin embargo, mientras sea actual, espero que sirva como guía práctica para el tratamiento y como un auxiliar para la comprensión de la fisiopatología por aquellos profesionales con actividad profesional de atención de neonatos.

Gordon B. Avery, MD, PhD AMPLE

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