Octubre de Mágina
de la trillada era,
Campo rojo y embrujado,
de octubre lluvioso,
muere bajo el arado
mi huerta en reposo,
que ya entregó su fama,
del trigo de la Sierra,
cama de la noguera;
duermen roca y tierra,
de hojas cubiertas,
como pálida alfombra,
entre gente cercana;
por el tiempo muertas,
más que la fuerte grama,
tan viciosa y sana,
enemiga al labriego,
del veneno en combate,
dejó el pimental ciego,
viento y lluvia escombra,
para el nuevo aliento,
de un abril florido;
delicioso invento,
que jamás olvido,
y enredó al tomate.
ni al frágil cerezo,
De grande pintada,
pequeño engalana,
la cesta calada,
clamando pipirrana,
o entrar en la botella,
poco a poco muriendo,
al temible bostezo,
del rey sol cayendo,
abrasando el valle,
con su abrazo de fuego.
de otoño y aceite.
¡Ojalá no desmaye!,
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Preciada doncella,
a la sombra y deleite,
con tocino a la brasa,
bajo rosada hiedra
y la dorada pasa,
y cien años de piedra,
octubre y su riego,
¡vuelve dulce calma!,
con agua del cielo.
¡Mágina de mi alma!;
¡verde hierva terciopelo!.