Table of Contents Table of Contents
Previous Page  10 / 12 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 10 / 12 Next Page
Page Background

PEPA GÓMEZ

C. R. Ntra. Sra. de la Caridad

de Sanlúcar de Barrameda

Mari, la animadora del cen-

tro, nos pidió que hicié-

semos unos arriates para

sembrar judías, pimientos

y tomates. Yo me ofrecí

para ayudarle, con el apo-

yo de otros compañeros. A

mi manera, fue una forma

de entretenerme. Cogí la

brocha… ¡y a pintar se ha

dicho!

Eran tres formatos de

madera basta, sin cepillar,

que el chico de manteni-

miento había reciclado. De-

cidimos pintarlos de tres

colores: uno verde, otro ro-

sado y otro celeste.

Decoración

Una vez que se acabó de

pintar, plantamos entre to-

dos la tomatera, pimientos

rojos y verdes. Yo miraba lo

que habíamos hecho y pen-

saba que estaban muy so-

sos. Entonces, a «La Pepa»

se le ocurrió decorar los di-

chosos arriates.

Me sentí feliz, pintaba

todo lo que me venía a la

mente (hojas, flores, guir-

naldas y otros…). Un día

y otro me levantaba y me

ponía a pintar en ellos.

Hacía tanto calor que me

tenía que poner un toldo

para que me quitase el sol.

Al final se me ocurrió que

podía dibujar algo caracte-

rístico de mi pueblo e hice

un dibujo de un langostino

y de una botella de manza-

nilla. Pues sí, la manzanilla

y el langostino, ¿cómo no?

¡Sanlúcar! Es su eslogan, su

exquisitez. Pero ahí te fasti-

dias, porque está pintado y

no te lo puedes comer, nos

tendremos que ir a Bajo de

Guía para poderlo hacer.

Del 10 al 16 de octubre de 2016

Número 03

10

Coloridos

arriates

para los pimientos

y tomates

Los usuarios del centro han construido un huerto urbano

Huerto urbano

en la

Residencia Nuestra

Señora de la Caridad

CARMEN MARTÍNEZ

SARquavitae Monte Alto

Me llamo Carmen Martínez y

tengo 90 años. Nací en Rota

y, con 13 años, me fui a Sevi-

lla para trabajar en la casa de

unos señores.

Por entonces era una niña

y, prácticamente, no sabía ha-

cer de nada. La señora de la

casa fue la que me enseñó a

cocinar. Lo pasé muy mal por-

que apenas sabía escribir y me

tenía que aprender las recetas

de memoria.

Poco a poco fui mejorando

y cada vez me fue gustando

más la cocina. En el año 55 me

fui a Barcelona con una amiga

a trabajar en la casa de un doc-

tor. En aquella casa he servido

durante casi 50 años. A ellos

les encantaba que les hiciese

de comer «rosbif», uno de mis

platos estrella y que me gusta-

ría compartir con vosotros.

Se necesita un buen so-

lomillo de ternera, se cortan

los piquitos y se pone en una

fuente honda. Se le echa sal,

pimienta, el zumo de dos li-

mones y un vaso de coñac y,

por último, se le unta bastante

mantequilla. Se deja reposar

toda la noche para que la car-

ne coja el sabor.

Al día siguiente, media hora

antes de comer, se mete en

una cacerola con aceite bien

caliente. Le vamos dando

vueltas para ponerlo muy muy

bien doradito y, por último, le

echamos todo el jugo que ha

quedado en la fuente donde

estaba reposando el solomillo.

Lo dejamos unos 10-15 minu-

tos a fuego lento y lo servimos

en una bandeja cortado a ro-

dajas con la salsa aparte. Para

acompañar se pueden poner

unas patatas fritas que ¡están

riquísimas!

La cocina ha sido

mi pasión

Carmen Martínez