ANTONIO PÉREZ
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de una primavera en brisa liviana,
que viene del Puerto y la Serrezuela;
al Soto y las Pilas llega su estela
y allí me quedo callado y sin gana,
tan solo por ver la gran caravana,
de nobles gentes a caballo y espuela.
Soñé ese poder que trae el dinero,
allá en Caniles, zagal en la sombra;
¡ay porvenir, a veces carcelero!,
de tanto redil sin hallar su cima,
en esta jerarquía que tanto asombra,
porque la llaneza ya no se arrima
Desde esta redonda parte el camino hacia el Puerto