ANTONIO PÉREZ
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Hay un siniestro e invisible cazador, cuya misión es robar
ese sentimiento que algunos tenemos, cuando por ejemplo el
monte se quema, porque roba un inmenso espacio de
paraíso, donde la concordia de seres vivos: animales y
vegetales, pierden su razón de ser, al mismo tiempo se
produce un vacío en los que amamos el mundo natural.
Poco me importa, aquel que día a día anhela su arca
crecida y nunca se da por satisfecho, o su ego personal de
matar por matar en las grandes realas de ciervos o jabalíes
para ver un trofeo sobre la chimenea de su casa…bueno,
no me gusta, pero lo puedo soportar.
Sin embargo me crispa en exceso, aquel que quiere hacerse
con el poder del petróleo, aún a costa de la vida de muchos
pobres e inocentes y de toda esperanza de sobrevivir de los
que no han sido alcanzados por las bombas.
¿Habrá otro cazador mas fuerte? Los temidos huracanes,
tifones y maremotos, cobran actualidad; pero, ¿quién lleva
la peor parte?....
POEMA
Están los montes resecos,
ardiendo a diestro y siniestro
por quien escoge secuestro,
matando la noche de ecos:
“las Berreas” en los flecos…
…alguna que otra manada,
amándose en la cañada,
en luna llena los ciervos,
y ahora los negros cuervos,
en la sombra maltratada.
¡Ay mis ríos agonizando!:
Guadalquivir y Borosa…
…aquella pradera hermosa,
allende ovejas rumiando,
aquellos zorros mirando,