ATRAVESANDO LAS FRANCIAS
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¡La del Rosario!: adivinó que era ésta,
quien tan solo vio una vez entre rejas,
al ser hombre que exhibió pocas quejas,
en misa y oración del que se presta.
¡Milagro!: Exclamó un beato sediento,
por rodar con su carroza en romería…
luciendo su potro y capa entre el viento.
¡Tú, hidalgo fascinado en tu cuento,
que la Virgen quieres en altanería;
decidme pues, si el hallazgo fue invento!
Nota:
Este poema no refleja el sentir de la mayoría de los
manchegos, cuyo fin en la romería es pasar un día
agradable con amigos y familia. Refleja el sentir de
algunos ilusos que compararon la Virgen del Rosario
con las apariciones de Lourdes y Fátima (aunque con
todos mis respetos, también tengo grandes dudas)