J. L. MÁRMOL
Los molletes en pleno proceso de elaboración por parte de los cuatro hermanos
moron-marchena@abcdesevilla.esLos amantes del Carnaval aún pue-
den disfrutar de sus últimos coleta-
zos enMorón de la Frontera. Este fin
de semana concluye la fiesta en la
localidad con el tradicional pasaca-
lles, que concluirá en la Alameda con
el gran baile de disfraces. Y, al día si-
guiente, tendrá lugar el «Entierro de
la Tagarnina», que se celebrará en
los Jardines de la Carrera. Allí toma-
rá el testigo el pregonero de 2016.
El Carnaval llega a su fin
en Morón de la Frontera
Campiña de Morón y Marchena
El Ayuntamiento de La Puebla de Ca-
zalla ha puesto en marcha la II edi-
ción del concurso de dibujo «Un
Mundo sin malos humos, pasa del
tabaco». El plazo de entrega finali-
za el próximo 2 de marzo, siendo el
día 4 cuando se otorguen los premios
(40 euros para material escolar). Las
obras tendrán que estar relaciona-
das con el uso del tabaco y sus ne-
fastas consecuencias en la salud.
Concurso de dibujo
infantil contra el tabaco
MORÓN DE LA FRONTERA
LA PUEBLA DE CAZALLA
JUAN LUIS MÁRMOL
MARCHENA
N
o es fácil acceder a la calle
Cantareros de Marchena. Es
una pequeña vía peatonal, y
los pocos vehículos que la
transitan pertenecen a los vecinos que
tienen allí sus cocheras. Allí, entre pe-
queñas casas, se encuentra un peque-
ño establecimiento al que no para de
llegar un goteo constante de clientes.
Se trata de la panadería de la familia
Reina Corpas. Aquí se fragua desde
hace dos siglos uno de los productos
más especiales de la gastronomía se-
villana: el mollete marchenero. Este
producto atrae a numerosos visistan-
tes de todas partes de España solo para
probarlo. «Algunos están de paso, otros
vienen directamente a comprar los
molletes para poder llevarlo a sus fa-
milias», afirma Rafael, uno de los cua-
tro hermanos que actualmente llevan
este establecimiento. «Somos la cuar-
ta generación», señala. Junto a Rafael,
también se encuentran Mari Carmen,
Antonio y Manuel.
El establecimiento en el que traba-
jan es pequeño. Abrió en 1812, con la
primera generación de la familia Rei-
na. Desde entonces han cambiadomu-
chas cosas, como se puede observar
en las fotos que cuelgan en el recibi-
dor. «Muchas adaptaciones las hemos
tenido que hacer por requisitos sani-
tarios», afirman, «pero en otras hemos
sido pioneros nosotros». Con eso se
refieren a la máquina con la que co-
bran los molletes: el cliente deposita
el dinero en una ranura y así se efec-
El mollete marchenero respeta el proceso de elaboración
desde 1812, conquistando a todo el que lo prueba
Molletes del siglo XIX que
triunfan en todo el mundo
túa el pago. «Así evitamos tocar el di-
nero para no desperdiciar la masa».
Pero hay varias cosas que no han cam-
biado: ni la receta, ni la forma de ela-
boración de los molletes («nosotros
hacemos exactamente lo mismo que
nuestros mayores»), ni, por supuesto,
el horno de leña. «Ha sido restaurado
por fuera, pero el interior sigue sien-
do el mismo».
Producción limitada
En ese tipo de producción está el se-
creto del éxito del mollete marchene-
ro, un producto que incluso «ha llega-
do a estar en Nueva York, en la India...,
han estado en muchos lugares del
mundo», afirma Mari Carmen. «El que
prueba esto repite», señala otro her-
mano. Esta fama, no obstante, encuen-
tra un obstáculo con el método arte-
sanal: «si lo hiciésemos de forma in-
dustrial, llegaríamos a todos los sitios
que nos lo demandan, pero entonces
no serían tan especiales», lamentan.
Aun así, eso no impide que el nego-
cio vaya bien. Mientras esta entrevis-
ta se desarrolla no paran de hacer más
molletes para los clientes que van lle-
gando para probar este inconfundible
producto de gran calidad.
Premios y
reconocimientos
Los molletes han sido recono-
cidos por multitud de institu-
ciones y particulares. Uno de
los premios más recientes fue
el de «Marchenero del año»,
que otorga el Ayuntamiento
de la localidad el 28 de febrero
con varias categorías. Al
horno de la calle Cantareros
le tocó en 2012, en el apartado
de actividad económica por
ser «todo un símbolo de
nuestra gastronomía». Pero
también particulares, como
una pareja de sevillanos que
«venían en Vespa desde la
capital por los molletes y que
homenajearon a nuestros
padres», dedicando incluso
una poesía que concluía con
«¡Que sigan las tradiciones/ y
no se olviden jamás,/ que es
bonito conservarlas/ por ser
cultura y ser verdad!».
De padres a hijos
Desde que se abriese el
horno, el negocio ha
pasado de padres a hijos en
la familia Reina Corpas
ABC
JUEVES, 18 DE FEBRERO DE 2016
ABC DE LA PROVINCIA
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