CUERPO PRESENTE
53
cuyos vuelos no levantaban, hipnotizadas con la
presencia de mi madre; entonces quise
ahuyentarlas para evitar la gran masacre y, desperté
en seco, pero no podía incorporarme de la cama,
una gran fuerza me lo impedía… Así durante
varios minutos.
Ya levantado me dirigí a la habitación de mi
madre...Alguien susurró: acaba de expirar… Ha
dado su aliento. Me pregunté: ¿Qué has hecho?
¿Ha sido tu último abrazo?
Pasaron los años. Un día abrieron el nicho para
juntar los restos de ella con los de mi padre… aún
conservaba su esqueleto en forma de abrazo. Fue
una circunstancia que aprecié y, tal vez otros no
apreciaron.
POEMA
Allá la vida a la muerte precisa,
como hoja de otoño caducando,
ya nada que hacer, ya no hay prisa…
Ni oír los ríos ni en la vela murmurando.
Si acaso la imagen que se divisa,
de cercanos a tu lado llorando,
para verte después de larga misa:
fría, sola, sobre nicho reposando.
Cuando tu huella se posa en mi mente,
dibujo tu perfil en el espejo,
de aquella diáfana agua de la fuente.