Rutas del Poeta-Cazorla
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Con todos los acontecimientos anteriores, no me extasío
demasiado con la naturaleza, a veces empalagosa, sobre
todo en una sierra donde se pierda la vista entre los pinos,
en mi opinión, sería bueno asociar y compartir con los seres
humanos esta explosión de vida; por eso fui con “José” a las
Lagunas de Valdeazores ,desde la Nava San Pedro,
aproximadamente 10 km. por la pista que se dirige a
Santiago de la Espada, cogemos un carril a la izquierda
que deberíamos hacer a pié, a 6 km. encontramos la
primera laguna, muy bella y 1,5 km. la segunda. Cuando
andábamos en torno al arroyuelo que cada vez se hacía más
caudaloso, me contó que por aquellos “lares” pescaba
Franco, y que el día de antes dejaban las truchas sin comer,
para que estas muertas de hambre, picaran en los anzuelos
de su Excelencia y de su gran séquito. A la vuelta, que era
todo subida, perdimos las ganas de hablar y deseamos
cuanto antes divisar nuestro gran todoterreno, que nos
llevara hasta el bar del Cabrero y reponer fuerzas con sus
exquisitos manjares.
Otro día dimos la vuelta, bien señalizada, a la
Cerrada de Utrero (4 km); aquí lo más destacable es el gran
Salto de Linarejos (bella cascada de agua cristalina); son 3
saltos, ¡qué pena!, no tener cámara fotográfica de gran
angular, para cogerlos todos en una sola toma.
El último día nos dispusimos subir a
l Cabañas ,se trata
de uno de los picos más altos de la Sierra de Cazorla, la
ruta es larga, siendo preferible hacerla en todoterreno por la
pista transitable que se dirige al
Puente de las Herrerías ,a unos 4 km., pasado el cruce de Vadillo
Castril, torcemos a la derecha. Mi amigo “José” me contó
que el puente de piedra lo hicieron en 24 horas, puesto que
se encontraba en la ruta de la Reina Isabel la Católica
hacia Granada y su gran carruaje tenía que cruzar el río,
este fue en el futuro asentamiento de tropas, que contagiadas
de la maravilla natural, poco les importaba perder el tiempo
reparando los carruajes y demás herrajes, de ahí su nombre.
Nosotros solo paramos una hora, para seguir hacia el
nacimiento del Guadalquivir, siendo lo más destacable la
presencia de un dócil zorro, tal vez esperando llenar su
pequeño estomago con algún mendrugo de pan, lástima que




