Leyendas de Mágina
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Es verdad que hace algunos años iba yo por el camino del Viso, en una mañana de Abril luminosa, cuando la
floración del cerezo está en todo su esplendor. Este camino cuenta con varios cortijillos y el día se
presentaba bullicioso con la mezcla de sonidos de las motosierras y el canto de pajarillos saludando a la
primavera.
A un lado y otro del camino existen abundantes esparragueras y con gran diligencia comencé a buscar
espárragos. No paso mucho tiempo cuando ya tenía una buena zala, que se vio incrementada por un hombre
de Torres que me saludó y me dio los que llevaba.
A mitad del camino encontré a Ambrosio el constructor y Manuel el yesista, como es lógico entablamos
conversación y Ambrosio entre otras cosas dijo: ¡Antonio!, somos de la hermandad para la fiesta de los
jornaleros y estamos recaudando fondos para su celebración, cosa que se hace todos los años por estas
fechas... ¿Puedes colaborar con algo para la fiesta y los santos?. Mi mujer me tiene dicho que siempre debo
llevar algún dinero en el bolsillo, pero la verdad es que si topo con atracadores en lugar de Ambrosio y
compañía, tal vez hubiera sufrido alguna tortura; lo cierto es que no pude aportar ningún chavo.
A partir de entonces apenas encontré espárragos, muy desolado, volví al principio del camino para coger el
coche en dirección de mi casa.




