88 / 184
Rutas del Poeta-Mágina
90
La Virgen del Puerto
Un día de noviembre decidí hacer la ruta que cruza el
Puerto entre las sierras término de Mancha Real y
Pegalajar, para dirigirme precisamente a esta localidad. El
trayecto tiene una longitud de aproximadamente 5,5 km
según nos comentó un pastor de estos lugares.
El camino que comienza en "las Pilas" hasta llegar a la
fuente del Puerto, es una pendiente muy inclinada, casi
recta, dejando atrás una urbanización de chalets donde la
gente se rompe la cabeza para ver cuál es más original e
imponente; pasamos por la Barrena, donde existe un
estanque de agua vacío, antaño con abundante agua, allí se
cultivaban algunas huertas y también se bañaban los
chavales de Mancha Real; ahora existen unos depósitos de
agua para abastecer las necesidades del pueblo.
Cerca de la fuente del Puerto se ubican unos cortijillos que
algunas veces albergan en sus corrales ganado ovino. Es
frecuente ver por estas tierras a pastores como
"Bernabelillo" o "Mano Negra" y "Ricontri ", con los que
resulta ameno entablar una tertulia, aunque son hombres
de poco rezo, comentan ciertas personas de Mancha Real
que recientemente se les ha aparecido la Virgen del Rosario,
patrona del pueblo. No creo que sea así, sin embargo se
habla que una mujer hermosa, vestida de negro, que dice ser
Rosario ha contactado con ellos en varias ocasiones no
acertando adivinar por donde ha venido y por donde se ha
ido. El comentario viniendo de ellos que no visitan la
Iglesia, toma cuerpo y alguna vez crea la duda en los menos
religiosos.
Lo cierto… que poco más arriba en la cumbre del Puerto,
en un llano espléndido, se ha construido una ermita para
dar albergue a la Virgen del Rosario, con los donativos del
pueblo y con el esfuerzo de los albañiles que trabajan gratis
sábados y domingos; un lugar de encanto, justamente en el
sitio que divide el término de los dos pueblos atravesado por
el camino "Las Francias"; a la derecha :"los Enebrales"
(monte de algunas encinas y matorral bajo) y a la
izquierda: hermosos pinos. Verdaderamente es digno de ver
cuando los carpinteros y otros suben con sus caballos y