Bulevar Sur Sevilla Otoño 2018

| Made in Sevilla

Herramientas tradicionales para trabajar la piel artesanalmente.

UBRIQUE: EL ORIGEN DE TODO En el pequeño pueblo de Ubrique, encla- vado en la sierra de Grazalema, entre mon- tañas y pendientes escarpadas, llevan trabajando

la piel desde tiempos de los romanos. Esta tradición ancestral ha pasado de generación en generación y en la ac- tualidad, de sus 17.000 habitantes, 6.500 se dedican a la industria de la marroquinería. A pocos kilómetros de Cádiz, este pueblo blanco elabora bolsos, carteras y correas para Louis Vuitton, Gucci, Hermes, Chanel, Dior, Chloe, Loewe y Carolina Herrera, aunque mantiene su labor en secreto para respetar la confidencialidad que piden las marcas. Ni siquiera en las etiquetas pone su nombre, porque las grandes firmas extranjeras prefieren la sofisticación del Made in France o Made in Italy. Pero la realidad es que el 40 por ciento de las empresas españolas están instaladas en este valle ga- ditano, lejos de las grandes capitales de la moda. Con la llegada de la crisis, muchas marcas se trasladaron a Asia para recortar costos y los productores locales se alarmaron ante la falta de pedidos y la caída de empleo. Pronto vieron que la calidad de los artículos había bajado drásticamente y volvieron a Ubrique. El toque artesano fue el motivo principal de su regre- so. Para las casas de lujo, la exclusividad y la técnica perfeccionada durante siglos en el municipio andaluz (el primer taller documen- tado en la localidad data de 1640), eran razones suficientes para pagar más por sus productos. Ubrique, que también trabaja con pieles exóticas como aves- truz, cocodrilo, pitón, salmón o tiburón, cuenta con el entorno idóneo para el curtido de la piel: abundancia de agua, pastos, roca ca- liza y taninos extraídos de los alcornoques del Parque Natural. Y aun- que hoy por hoy el cuero lo traen curtido y los habitantes se dedican a labores más especializadas, el 70 por ciento del proceso se realiza de forma manual. Tanto es así, que en la fabricación de un bolso pueden llegar a intervenir hasta 10 personas.

LA ESCUELA QUE FORMA PROFESIONALES Bojes, tirapiés, espátulas, chavetines, patacabras, agujas de pelo de cerdo… Las herramientas que el gerente de Movex (Centro Tecnológico de la Piel de Andalucía) veía de niño en manos de su abuelo y su padre, ahora se mueven hábilmente en las suyas. La manufactura de bolsos se ha modernizado mucho desde los años sesenta, pero los utensilios no han cambiado. Esta alianza entre tradición y vanguardia es la base del centro, que se mantiene al corriente de las tendencias actuales sin dejar de lado la esencia arte- sana. Además, con el afán de impulsar y traspasar el conocimiento ubriqueño a las nuevas generaciones, Enrique Loewe dirige el Máster Piel Design en las instalaciones de la Fundación. La incorporación de nuevas tecnologías unida a la mano de obra especializada ha sido clave en el auge de la demanda, que se ha visto reforzada por el nacimiento hace cuatro años de la Es- cuela de Artesanos de la Piel de Ubrique Bypiel, donde una veintena de trabajadores de todo el mundo aprenden el oficio con artesanos jubilados que se preocupan por que la tradición no se pierda. Tras ocho meses de estudio y dos de prácticas, la inmensa mayoría pasará a engrosar la plantilla de alguna de las factorías donde se fabrican bolsos de Comme des Garçons, Givenchy o Cartier. La Escuela, dirigida por Juan Enrique Gutiérrez, tiene una lista de espera de hasta 800 personas de entre 16 y 50 años que llegan al pueblo atraídas por el altísimo índice de colocación.

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