Bulevar Sur Sevilla Otoño 2018

| En el mundo de... En aquellos primeros años, Rafa consolidó su for- mación como artista plástico y comenzó a presen- tarse a concursos. Y a ganarlos. «Mi estilo no estaba fraguado, iba realizando ejercicios de un tipo y otro. En una ocasión, Castellana de Subastas convocó un premio cuyas bases me encantaron. La casa de pujas seleccionaría 150 obras y las sacaría a la venta. El ganador sería aquella por la que los compradores pagasen más dinero». Su madre compró un bille- te de tren a Madrid con la vuelta en el mismo día: «Había viajado sin muda pero resultó que mi cuadro fue por el que más se pujó, y además una cantidad muy alta para la época. No me lo creía. Me premia- ron con becas que aproveché para independizarme. Seguí centrado sólo en la pintura durante un tiem- po, picoteando en alguna galería, pero no acabó de gustarme la experiencia, así que, finalmente, di el paso y abrí mi tienda de muebles, arte y otros cachi- vaches», va contando mientras caminamos bajo la lluvia hacia su casa, en compañía de sus dos perros. De los muebles a la moda Era 2004 y con aquella primera experiencia empresarial nació la segunda vocación de García Forcada, el diseño. Se estrenó creando tocados que dieron otro aire a las señoras del tradicio- nal barrio sevillano. «Nunca antes se había visto una tienda así en la zona pero, para mi sorpresa, empezaron a llegar clien- tas». Inspirado en Christian Lacroix, que en aquel momento copaba el podio de la moda, Rafa fue moldeando un estilo ba- rroquizante y parisino sustentado en sombreros, encajes, plu- mas, broches, piedras… Su éxito le acercó cada día más a la moda. Consciente de que sus clientas solían viajar para comprar ropa, empezó a soñar con la idea de venderla directamente en Sevilla. Vio que exis- tía un público para otro tipo de prendas y para otra clase de tiendas, locales abiertos en los que uno pudiera comprar desde un ramo de flores a un vestido de gala. «Recuerdo quedarme fascinado ante una tienda de Donna Karan en la que había una barra donde las clientas podían tomarse un café o una copa mientras compraban ropa. No he conseguido algo así todavía pero bajo este anhelo nació La Importadora». Su deseo era que un ciudadano cruzase la esquina hacia Pérez Galdós y fuese acariciado por un aire europeo al contemplar el escaparate. Lo hizo en plena crisis, pero agudizó el ingenio y salió reforzado. «Siempre me he sentido un poco afrancesado y, de hecho, con el tiempo descubrí que mi apellido procedía de Francia. Ese toque parisino quise dárselo a mi tienda, que concebí como un lugar en el que se mezclasen distintos objetos «El cambio no es sólo del tejido empresarial sino también de los sevillanos, que han avanzado con nosotros»

Detalles del taller y la casa donde Forcada encuentra la inspiración rodeado de telas, frases inspiradoras, retratos, bocetos...

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