Bulevar Sur Sevilla Otoño 2018

En el mundo de... |

«Cuando diseño, pienso en una mujer con actitud. Pero cuando trabajas en moda, hay que aspirar a vestir a todo tipo de mujeres»

como se mezclan en mí los distintos trabajos que desempeño. La moda, la pintura, la decoración, el arreglo floral…». Al cabo, un estilo de vida en el que

todo participa de todo. Vivir rodeado de arte

«Esto es más normal en otras ciudades. En Berlín, por ejemplo, uno puede entrar en un local que es una peluquería por la mañana y, por la noche, una sala de fiestas. Me gusta que en una tienda uno pueda contemplar también pintura, por ejemplo, porque el arte prefiero consumirlo fuera de la sala del museo. Amo verlo en un bar, en un local… en espacios del día a día en los que uno se siente cómodo. Al final, logras que la gente acostumbre el ojo. En cada cosa que vemos, hay un diseño detrás. Al igual que yo quiero rodearme de buen diseño, que es una manera de que el arte esté en mi vida, me gusta pensar en un mundo en el que la gente quiere rodearse también de belleza, en el que, por ejemplo, compramos flores a sabiendas de que nos harán más felices». Estamos ahora en el salón de su casa, situada un precioso edi- ficio de Aníbal González presidido por una imponente galería de azulejos y macetas. En su salón, como en su taller, abun- dan el verde en las plantas y el blanco en los tejidos. Bolsos de mimbre, distintos tipos de solería, torres de libros y revistas colocados a modo de aparadores, muebles de diseño del siglo XX y cuadros suyos y de muchos amigos logran, una vez más, un espacio armonioso, relajante e inspirador en el que se expo- nen su biografía y la del propio inmueble. «He conservado la bañera antigua con patas», cuenta delante de un trampantojo que simula una ventana, un fresco que él mismo pintó sobre la pared: «Como no tenía vistas, las pinté yo». Retomamos la charla con el cambio que ha vivido la ciudad des- de que se construyó el Metropol Parasol, a su juicio un emblema que ha logrado ampliar las dimensiones y aspiraciones del casco histórico. «Me considero una persona humilde pero tengo que admitir que soy parte de ese cambio. Cuando empecé con La Im- portadora, apenas había este otro tipo de negocios por la zona. Vi que las Setas, un proyecto que defendí desde el primer día, iban a suponer una transformación del barrio, que se iba a revi- talizar. Por mucho que los puristas las demonizaran, aquello iba a suponer algo que no habíamos visto, igual que lo vamos a ver en la zona del Caixa Forum, en Los Remedios y en El Porvenir. A la gente de Sevilla hay que animarla un poquito. Están muy bien la Feria y la Semana Santa, nuestra gastronomía, nuestro clima… pero tenemos que pasar al mundo por otras cuestiones».

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