La Mar de Gurmé

REPORTAJE

habla de conocimiento de jereces. Allí la sociedad ha crecido con esa cultura enológica y la han entendido como algo propio. “No obstante, muchos amigos míos no se han tomado un amontillado en su vida”. En la actualidad, se están haciendo cosas por cambiar el desconocimiento que la sociedad suele tener de los vinos del Marco de Jerez. Además de que se han puesto de moda en restaurantes y bares de tendencia, enólogos como Willy Pérez, Ramiro Ibáñez o Armando Guerra, entre otros, están actuando de embaja- dores y dando a conocer sus virtudes. Aunque hay una gran variedad de jereces, es bueno saber en qué momento es más adecuado acudir a uno de estos vinos. Juan Ruiz no duda en recomendar a los que estén comenzando a intro- ducirse en el universo vinícola a tomar fino en rama o manzanilla en rama, que acompañan a la perfección cualquier tipo de plato, tapa o aperitivo. Los veteranos en el mundo del vino pueden optar por uno de crianza oxidativa, como un amontillado de unos 15 años, una elección muy acertada para saborear unos callos o un menudo, por ejemplo. “Cuando se quiere acompañar un plato de más fuerza, como un buen queso, es idónea una buena copa de olo- roso, que aportará un sabor de barniz, madera y resina”. Para una ocasión especial, nada mejor que un palo cortado, vino que quiere seguir siendo un fino pero está enamorado del amontillado y con perfume oloroso. “Puede volver loco al que lo toma por su variedad de matices, ya que los tiene todos”, subraya Juan Ruiz. Un Jerez para cada ocasión

Con qué tomarlos

Manzanilla: Marisco, pescaíto frito, anchoas, embutidos, ensaladas, sopas frías...

Fino: Embutidos y salazones, pescados, mariscos…

Amontillado: Setas, verduras como alcauciles y espárragos, atún rojo, a plancha o encebollado… Oloroso: Queso curado, estofados, menudo, cola de toro, carrillada, manitas de cerdo…

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