Pregón de Semana Santa Joaquín Romero Murube

JOAQUIN ROMERO Y M'OR'OB B

¡ La muerte en Sevilla! En esta tierra de la luz, en este rincón de los valores inmarcesigles, en esta jo­ cundidad radiante y gpzosa, la negación del ser, la des­ trucción, la nada. La muerte en Sevilla, y no de una manera panteísta y filosófica: muerte real y terrible: mejillas de cera, pelo lacio, labios descompuestos, pul­ sos parados y fríos. La muerte en Sevilla, no lejana y metafísica, sino con esa terrible presencia inmedia­ ta y conjunta de todas las realidades de esta tierra : la muerte en nuestros padres, la muerte en nuestra no­ via, en nuestros hijos, la muerte dent1"9 de nosotros m1Smos... ¿ Cómo trata el sevillano la muerte? Veármslo. Primero, en el campo de la literatura y de las artes; luego, en la observación popular y cal�ejera. Hay una pieza ejemplar en la líricaelJ)a_iwla, d� bida a la pluma de un ingenio seviliáno dél1lglo XVI, que cumplió . tan fielmente lo que deseaba � su estt1o, que aún no ha podido la critica de tres siglos ave­ riguar el nombre del autor de esta maravilla literaria. Me refiiero a la "Epístola Moral", que quiússepan de corrido muchos de los que me escuchan. tl.a recordáis?

La muerte ea Sevilla

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