Pregón de Semana Santa Joaquín Romero Murube

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ción. A pesar de este enorme esfuerzo, de esta titánica voluntad, él ve cómo el más g¡rande imperio del mun­ do se le va desmoronando entre las manos. Pero el rey se divierte. Las aventuras y los escándalos rondan cas . i los lugares sagrados. Ya no se ganan grandes ba­ tallas. Mejor dicho, sí; aún se están ganando batallas universales, pero sin pólvora y sin sangre. La gloria ya no abruma los pechos y las sienes. Son triunfos intelectuales... Las últimas grandes batallas contra el mundo las gana en este tiempo un sevillano que, de mozo, corría por la calle Trajano, PQr la Pla za del Duque, por los aldededores de la E.ncarnación, en nuestra Ciudad. Se llamaba Francisco de Velázquez, y sus grandes batallas... "Las meninas", "Las hilan­ deras", "Los borrachos", "Jesús muerto"... En este ambiente vive Rioja, favorecido por el Conde-Duque. Es un sevillano frío, eleg¡ante, esquivo, siempre enguantado, culto, un poco seco, hurailo, qui­ zás antipático... Pero observad que el tipo es muy se.villano. En aquel ambiente de placeres, de aventuras, de dinamismo y dramatismo excepcionales, ¿ cómo re­ acciona este - sevillano fino y frío, alejado de su tierra natal?... 1 Con la idea de la muerteI La muerte en la realidad más frágil y delicada, en las flores. Cuando este hombre de vida cortesana y palatina-el Conde-

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