Pregón de Semana Santa Joaquín Romero Murube

JOAQUIN ROMBBO Y MURVB&

penumbrados. Hablan para reiíir o para filoso.far. Los viejos sevillanos no son así. No tienen miedo ni les impresiona la muerte. Conservan el sentido de la jo­ vialidad, de la sana alegria, que es la mayor expresión vital que puede dar el ser humano ... Yo he sido muy aficionado a la:s tertulias de vi� jas. ¡_Aprende · uno tanto 1 · Recuerdo una tertulia de vi� jas que se retinia, en cierto tiempo, en la Puerta de San Mi gu el, de nuestra Catedral, y a una hora absur­ da: a las seis de la mañana. Aquellas buenas viejecitas sostenían la teoría de que la única Misa que aprovecha­ ba espiritualmente era la del alba, la primera, antes de amanecer... Las demás ya no tenian i gu al fuerza sacramental y teológica. Y muchas veces llegaban al templo antes de que estuviera abierta la puerta. ¡Qué trajes 1 ¡ Qué velitos de ternura sobre el aironcillo mo,, desto de las peinas: peineta baja, pero peineta, "y no el velo a pelo liso, como una criada", según solía decir una de .las · concurrentes: Sí, los trajes eran lieliclosos. Casacas muy pasadas de moda, que tuvieron su época de esplendor, su regJJlaridad de corte, allá cuando la bodá deDooAlfonso XIII. Losadornos de pieles muy raídas, casi en los pellejos. El astracán de los paños un poco verdoso. Cuando se congregaban ante la puer­ ta de la Catedral, muy pegaditas a los muros del tern-

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