Pregón de Semana Santa Joaquín Romero Murube

PRBOON

DB LA

8BKANA SAKTA

plQ para ampararse del vientecillo frio de la amane­ cida, parecía que estaba uno viendo un "Blanco y Ne­ gro" del año cinco, con sus hojas amarillentas, y los -etratos de todas las abuelitas del mundo. Y como algunos días tardasen un poco en abrir la ouena, alguna de las viejecitas exclamaba con una in­ tención irónica: -Hoy se le han pegado las sábanas a don Ful­ gencio... Y otra viejecita, desde el pilar vecino, continuaba la línea graciosa, intencionada, del diálogo: -A lo mejor es que hoy le toca afeitarse. Es tan recio de barba el pobrecito... ¿Veis? El sentido de la alegría; la más sana ex­ presión vital humana. Recuerdo otra viejecita ami� mla, la seliá Fras­ <111ita. Era la mujer del sacristán de la Capilla de San Hermenegildo, frente a los Capuchinos. Su marido, el �ñor Manuel, muy aficionado a los gallos ingleses, y ella a las flores. Conseguía todos los años las mejores varas de miramelindos de Sevilla. Cierta tarde llegu� yo allí para ver sus macetas. Era una tarde de verano� esas tardes de estío sevillano en que hay en el cielo una luminosidad dormida, transparente, y en que a las sie­ te de la tarde aún sabemos que ha de permanecer aque-

37

Made with FlippingBook - Online catalogs