Centenario Concurso Patios Córdoba

11 CENTENARIO DEL CONCURSO DE PATIOS

ABC DOMIGO, 2 DE MAYO DE 2021 abcórdoba.es

CÓRDOBA 1921-2021

HISTORIAS DE PATIOS

Plaza de Las Tazas, 11

La arquitecta Cristina Bendala compró en 1972 una casa de vecinos justo en pleno éxodo hacia barrios como Cañero: desde entonces conserva en ella la esencia de una forma de vida perdida ∑ El bambú de la memoria

fueron los confidencias de los inquilinos de los cuartos, la charla sobre el guiso del día de las muje- res mientras el hombre sudaba en la fábrica o en el tajo, la riña de los niños en el trocito de cielo que compartían y bajo el sol de todos bajo el que se hacían muchachos y luego hombres sin darse cuenta. Hoy, con la vivienda hecha a la medida de Cristina y de su fami- lia –menguada por la marcha de los hijos en busca de sus propios destinos–, la conversación común y el pan de todos les pertenece a ella y a los usuarios de los aloja- mientos turísticos incrustados en su propiedad, que es ancha, espa- ciosa y generosa en la vegetación que capitanea un bambú en el cen- tro de la estancia, a la que su dueña le ha impuesto un afán didáctico y memorial desde el umbral a la teja más alta.

an un bien preciado de Córdoba que había que mantener a toda costa. «Esta es una fiesta preciosa, tenemos que colaborar en todo lo posible para que siga viva», asegu- ra la propietaria del amplio inmue- ble cercano a La Magdalena, y que goza del aprecio del vecindario y de la envidia sana de quienes gustan de esa forma de vida tan sutil que combina la intimidad de las cosas privadas con la sal de la conviven- cia con el extraño. Antes, en el últi- mo tercio de la centuria pasada,

POR RAFAEL A. AGUILAR CÓRDOBA

L a casa de Cristina Bendala en la plaza de Las Tazas, a un paso de Regina, ha crecido con- forme ella ha ido cum- pliendo años y su vida enriqueciéndose de amores, hijos y amigos. En el principio de todo hubo una chica joven, de menos de treinta años, que llegó a Córdoba desde su Sevilla natal cuando la década de los 70 del siglo pasado principiaban. Era la época en la que el casco histórico estaba asis- tiendo a un fenómeno centrífugo que expulsaba de los caserones de viviendas compartidas a sus inqui- linos de siempre, que buscaban en los barrios por entonces nuevos las comodidades que las cocinas y los servicios compartidos no les permitían. «Creo que la mayoría de las familias que vivían aquí, más de diez, se fueron a Cañero, a sus casitas bajas. Cuando esto se quedó vacío yo lo compré. En ese momento el aprecio por el casco antiguo de Córdoba era muy poco», dice la arquitecta. Ella misma recuerda, cuarenta años después de comprar la casa en la que vive desde entonces, que justo cuando firmó sus escrituras circu- laba con vehemencia entre los cír- culos ilustrados de la ciudad el célebre artículo del fallecido Carlos Castilla del Pino que llevaba el título de «Apresúrese a ver Córdoba», y que llamaba la aten- ción acerca del galopante abando- no del núcleo monumental de la ciudad. Bendala, que llegó a ser concejala en las dos primeras corporaciones democráticas, primero con el PSA y después como independiente el PCE, supo desde siempre que los Patios, con mayúsculas, constituí-

«ESTA ES UNA FIESTA PRECIOSA, TENEMOS QUE

COLABORAR EN TODO LO

POSIBLE PARA QUE SIGA VIVA»

Cristina Bendala en su patio

VALERIO MERINO

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