ESPECIAL PASIÓN EN CÓRDOBA 2020
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vador. ¿Cómo llegó allí? Se la llevó el mismísimo Hernán- dez Díaz apoyado en su prestigio. Ni más ni menos. Aque- lla cabeza se convirtió en uno de los cirineos de Jesús de la Pasión—cumbre de Montañes, maestro de Juan de Mesa— entre 1951 y 1969 ajustada a un cuerpo de Fernández-An- des que culminaría Ortega Bru. ¿Qué tienen que ver ambas imágenes con la Virgen de las Angustias más allá de su autoría común? ¿Pudieron formar parte de unmisteriomás complejo del que no hay rastro documental o quedó inconcluso? ¿Podríamos en- contrarnos antes las imágenes de San José de Arimatea y Nicodemo que completarían unmisterio parecido al de la cofradía sevillana de la Mortaja? La proposición es gratui- ta y no está apoyada en ninguna documentación, pero tam- poco es descabellada. Esas figuras—de impresionante fuer- za expresiva—podrían haber completado unmisterio que quedó inconcluso por el precoz fallecimiento del imagine- ro a los 44 años de edad. Pero, además, podrían haber va- riado por completo la postura del grupo que ha llegado has- ta nosotros. En cualquier caso, el abundante rastro pictórico —que serviría de certificado de la rapidísima propagación del grupo escultórico— nos lleva a una certeza: los primitivos cofrades de las Angustias dispusieron desde el primer mo- mento a ambas figuras tal y como las hemos conocido siem- pre. El Cristo reposa en el regazo de la Virgen rodeando su cuerpo con el brazo derecho. La Señora, además, sostuvo desde los primeros tiempos la misma espina que ya que- dó retratada en pleno siglo XVII en el cuadro de las Capu- chinas. Juan de Mesa convirtió esa espina en una enigmá- tica firma de muchas de sus obras pasionistas, desde el Gran Poder a sus magistrales Crucificados. Tenía mucho que ver con las devociones y los anhelosmarchitos del ima- ginero y sumujer, María de Flores, encomendados a la San- ta Espina de la parroquia hispalense de San Martín –hoy en poder de la cofradía del Valle– para concebir los hijos que nunca llegaron. Peromás allá de esemisterio fantasma que posiblemen- te nunca se hizo, en el seno de la hermandad y en los estu- diosos de la obra de Juan deMesa siempre ha latido el asun- to de la posición de las imágenes. Hay que partir de iconos poderosos –empezando por la mismísima Piedad de Mi- guel Ángel, difundida por grabados—y de un modelo ico- nográfico que ya estaba perfectamente consolidado en el arte cristiano. Ahí está, por cercano, el primitivo grupo tar- domedieval de la Piedad de la cofradía sevillana de laMor- taja, recentísimamente restaurado por el profesor Miña- rro. La posición de la Virgen y el Cristo es prácticamente Las imágenes han salido a veces en otras posturas, pero los numerosos cuadros antiguos muestran que la cofradía las verenó siempre en la disposición tradicional
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