Especial Andalucia, abierta por vacaciones 2022

Costumbres , retratos e historia

también del futuro de estas comarcas. Las civilizaciones pasadas y el porvenir convergen en la vegetación tímida que crece por las dunas. El tiempo, como medida, se ha marchado de esta galería. Laffón lo ha sacado para hacerse memorable. Incluso anacrónica. Ella es sol de media tarde. Vacaciones con trasfondo. Fin de semana claro, porque quien lo revela, como dentro de una soleá de Rafael Montesinos, goza de una vida apacible en buena compañía y paz consigo mismo. Si fuera verso sería, quizá, alguno de Isidro Muñoz: «Después de la oscuridad, carriles entre dos luces», o deManuel Alcántara, tampoco importa: «Ver toda lamar de frente/y no estar triste por nada/mientras el sol se arrepiente». El sosiego es la mirada. Buscar montañas de sal cuyos granos se cuentan por toneladas y mencionar en el subtexto a los trabajadores que allí la agruparon. Rastrear los tipos de blancos y experimentar con conocimiento de causa y previsión de destino. El Guadalquivir de la pintora sevillana es el único que nos permite deleitarnos con un diálogo entre lo salvaje y refinado. Corre por un imaginario diferente al real, pero nunca dispar. Lleva el agua nutrida por la sangre de nosotros y es, ante todo, radicalmente bello.

Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, Premio Nacional de Artes Plásticas, Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio e Hija Predilecta de Andalucía, Carmen Laffón se proclamó como una de las embajadoras más notables de la historia de esta ribera. Una docena de campañas de comunicación por parte de los entes públicos no lograría lo que, quizá sin pretenderlo, consiguió ella. Doñana se desliga de los tópicos cuando son sus dedos los que la invocan. Andalucía, digamos, cabe en un brochazo. Y los hallazgos alrededor del coto resultan mayúsculos. Que Caballero Bonald descubrió en él la existencia de la magia y la expuso en el libro ‘Ágata ojo de gato’ se evidencia ahí. Ese es el sitio en el que la primera vuelta al mundo se escondió al reverso del horizonte, dejando las velas de la Nao Victoria como último resorte de la visión desde la orilla de un planeta que ya era redondo. Juan Sebastián ElCano partió con sus marineros y el pianista David Dorantes, en la efeméride del V centenario, le puso melodía con ‘La roda del viento’. La exposición pictórica que nos sirve de guía, originada en su mayor parte hace casi 50 años, se nos antoja, como vemos, atemporal, pues hoy parece hablarnos

ÁLVARO RIVERO

El coto desde Sanlúcar de Barrameda

RAÚL DOBLADO

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