GURME Sevilla Nº 17 otoño 2020

ENTREVISTA

¿Se vive la hostelería de forma social? No hay terrazas como aquí ni el concepto de salir a tomar una cerveza o una copa sin más. Allí se sale a comer, algo muy habitual después del trabajo. Las jornadas laborales son largas y al terminar la gente se reúne para tomar cosas típicas, como kimchi, bulgogi o ramen, entre otras. Gastronomía aparte, ¿qué es lo que más le gusta de Sevilla y Andalucía? Me gustan los monumentos y la historia. En mi país hay una gran fascinación por la Alhambra, porque allí se grabó una serie coreana muy popular y cogió mucha fama. Me gustan las costumbres de aquí, pero por ejemplo el fla- menco y la Feria de Sevilla no es de lo que más me atrae, sí el paisaje del caballo o los trajes de flamenca, pero la fiesta en sí me parece demasiado masificada. En mi país las tradicio- nes son distintas, suele haber muchos desfiles y festivales.

creo sí estoy adaptada (risas). En Corea se sue- le desayunar arroz, sopa y kimchi, por ejemplo, porque no se usa pan. Ricardo Navarro: Los años que estuve allí yo me hacía mi propio pan y mis picos en casa porque allí no había forma de encontrarlo. En Corea el arroz es el que hace las veces del pan, pero un arroz distinto al que usamos aquí. De hecho en el restaurante tengo que traerlo de fuera porque si hacemos las recetas con los arroces de por aquí no tienen nada que ver. Ellos, además, le hacen cinco o seis lavados y le quitan todo el almidón. ¿Cómo es la hostelería en Corea? El concepto de bar no existe como tal. Hay muchos puestos callejeros y restaurantes y los supermercados abren hasta bien entrada la noche. En los puestos se pueden encontrar recetas dulces y saladas. Pollo frito picante, empanadas o rollitos de arroz con verduras y algas son los más habituales.

¿Quién es?

Luna Han tenía un cargo de responsabilidad en la banca coreana pero la presión del puesto le hizo probar suerte en la hostelería. Abrió con un amigo un restaurante de cocina local esperando encontrar en los fogones la paz que no le dieron los números de la sucursal. Conoció a Ricardo Navarro un día que fue al establecimiento de cocina española en el que él enseñaba al equipo recetas como gambas al ajillo, tortilla o patatas bravas, además de un impecable corte de jamón (para eso fue Primer premio del concurso de cortador en la Feria de Abril de 2013). Se miraron (allí ya estaba arraigada la costumbre de cocinas a la vista) y surgió la chispa. Ricardo, después de 20 años dedicado a la hostelería por medio mundo (Amsterdam, Berlín, Viena o Miami), decidió hacer las maletas y volver a casa. Ella no dudó en acompañarle y desde una esquina de la calle Juan de Zoyas se esmera cada día por mostrar lo mejor de su cocina natal al público de Sevilla.

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