Revista Gurmé Córdoba 10-Primavera 2021
ENTREVISTA
El Correo es más que un bar en Córdoba, es una institución consagrada al encuentro de cordobeses y visitantes, con la peculiaridad de que su tamaño hace que todo el mundo se con- gregue en la calle. Y así, con el paisaje de las Tendillas y el sonido de su reloj, es paradójica- mente lo contrario a la prisa, pues más bien resulta reposo y refresco. Este establecimiento es además uno de los pocos de la zona que resiste el paso de las décadas en una ciudad cambiante. Su propio carácter es casi de taberna antigua, de aquellas es las que se bebía solamente y las tapas resultaban acceso- rias. Y bastante de tabernero antiguo hay en su responsable, Manolo Carrasco Eso se va llevando fatal, porque te implicas. Una veces te implicas más, otras no tanto, y algunas te calientan ya de tal manera que tie- nes que decir «mira tío, que todos tenemos pro- blemas», que nosotros también somos huma- nos y depende de cómo vengas hoy. Un día pue- des venir de puta madre y otro de una mala hostia que te cagas. Eso es así. Decía que a veces se implica ¿Hasta qué punto se ha implicado? Hombre, te implicas más con los amigos, con tus clientes de toda la vida o con aquellos con los que has pasado muchos años y por lo que sea se han ido a la porra...con esos te implicas más. Pero después hay un montón de gente con la que no sólo no te implicas, es que no te cae bien siquiera. Te tienes que callar y te tienes que chupar todo lo que te digan. El personaje de brasas o pelmazo por tanto existe. Exactamente. Y es el más despiadado que hay porque no se da cuenta o no se quiere dar cuenta de que está molestando. El bar está lleno y no hace nada más que chu-chú,chu-chú, chu-chú, chu-chú, chu-chú...y eso cansa una barbaridad. ¿Cómo se apaña con un brasas y usted aquí Lleva muchísimos años oyendo alegrías y des- gracias del personal, de miles y miles de perso- nas, ¿cómo se va llevando?
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El tabernero es sieso en la taberna pero no fuera de ella. Una cosa es cuando estás trabajando y otra cuando estás en la calle
metido detrás de la barra de un bar tan pequeño sin escapatoria posible? Me doy la vuelta, me voy al fregadero, me meto dentro, me meto fuera, intento hablar con otro cliente... en fin. ¿Persigue el pelmazo? Claro. Es que ese es el clásico pelmazo. Te cuenta su vida y sus milagros. Que si he estado aquí...que ahí ni ha estao ni ná. Tienes que tirar p'alante y decir: joé. Otra figura es aquel del que se dice que tiene mal vino, mal beber. Dentro de estas categorías es otro pelmazo, pero más factible, porque por ahí hemos pasado
todos. El que no ha dao la vara por un lao la dao por otro. Lo que pasa que este al día siguiente no se acuerda o no viene más porque sabe lo que ha hecho, o viene y se disculpa. Hay de todo. ¿Hay más categorías dentro de esta clasifica- ción de parroquianos? La persona que tiene que llevar razón siempre pase lo que pase. Y el pestiño que lo quiere todo perfecto y a lo mejor se ha pedido una caña, pero que si por aquí y que si por allí. También el que se queja del sabor de la cerveza y seguramente se acabe de tomar un refresco o un café que le ha endulzado. Y yo soy de los que paro los pies.
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