Gurmé Córdoba Otoño-Invierno 2019

Su comida es muy diferente a la local. ¿Les costó conquistar al público? En nuestros comienzos, la gente venía, proba- ba nuestra comida y en muchas ocasiones no volvía a comer aquí. Mi padre se dio cuenta de que el problema era el picante propio de nuestra gastronomía y decidió suavizar los platos para ganarse al público. Nos costó dar con la solución. Pero afortunadamente comenzamos a gustar a la gente y funcionó muy bien el boca a boca. A día de hoy, nues-

tros clientes son nuestra mejor forma de publicidad. Pero hasta 2013-2014 teníamos poco trabajo porque la gente no conocía nues- tra comida y nos costó mucho afianzar la clientela. Además, el público era reticente a tanta especia y pedían la menor cantidad de picante posible. Desde entonces la gente ya se ha acostumbrado y prefiere los platos más picantes a los más suaves. En su caso, también surtió efecto la buena relación calidad-precio de la que hacen gala, ¿eso cómo se consigue? Varias veces al año lanzamos ofertas para cap- tar nuevos clientes y procuramos cambiar la carta para que nuestro público habitual no se aburra. Cocinar mucho y vender mucho es la clave para ofrecer comida de calidad a precios ajustados y que nuestra propuesta gastronó- mica sea accesible. Nuestro principal objetivo y satisfacción al final del día es que el cliente se vaya de aquí lo más contento posible y con ganas de repetir. La clave del éxito es ofrecer- le una buena comida y dar un magnífico trato en sala. Aparte del picante, está extendido el mito de que en lugares como India o Paquistán los restaurantes típicos tienen la estética de Las mil y una noches Es una idea preconcebida y equivocada. La mayoría de restaurantes son establecimientos muy sencillos con una decoración sobria. También hay restaurantes llamados dabhas con una especie de camas bajas, donde el cliente se sienta con las piernas cruzadas a comer. La suya es una fusión entre la cocina india y paquistaní. ¿Cuál es la diferencia para los profanos en la materia? Básicamente que los paquistaníes comemos mucha más carne que los indios, concreta- mente pollo y cordero. Aún así disponemos de muchos platos aptos para vegetarianos y que permiten a los españoles probar tipos de ver- duras que normalmente no encontrarían en sus mercados y son típicos de nuestra tierra.

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