Gurmé N15 Invierno 2019

ENTREVISTA

Isidro Inchausti

Alberto Carrasco

Es la cara visible del negocio que abrió su padre hace 28 años, ese en el que ha crecido como persona y como profesional de la hostelería. Allí llegaba tras salir del colegio San Isidoro y en una de sus mesas comía cada día las viandas del restaurante, entre las que recuerda especialmente su cazón con tomate. Entre esas paredes de la calle Almirantazgo halló su mejor escuela y en su padre, fallecido hace un año, el maestro más entregado. Él le enseñó que la educación y el buen trato al cliente lo son todo en este negocio. Una lección que pone en práctica cada día tanto en La Moneda como en La Barra de Inchausti, el nuevo establecimiento de los hermanos con el que han rendido un homenaje póstumo a su progenitor.

De pequeño solía salir a pescar en la costa de Barbate con su padre, una costumbre que ha cultivado y aún hoy, en los pocos días libres que le deja su negocio, sale con su barca a disfrutar de la variedad de peces que regalan las aguas gaditanas. Se interesó por la cocina siendo aún un niño, atraído por las recetas que su tía Dolores (cocinera de los duques de Medina Sidonia) le enseñaba, de las que recuerda su paté casero, las codornices en salsa o el pastel de boniato. Después estudio en la Taberna del Alabardero y tras dedicarse durante años a la hostelería en hoteles y restaurantes decidió emprender abriendo Parpatana, donde ofrece decenas de formas distintas de saborear el atún rojo de almadraba.

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