Mayores de Córdoba 2018 -2

9 de octubre de 2018 Número 2

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Un rambleño en AFA de Montalbán

dura enfermedad se la llevó con sólo 20 años. Este fue un golpe muy difícil de supe- rar, pero así es la vida, y sin esperarlo, te da segundas oportunidades, como me pasó con Ana María, la que fue mi mujer y con la que formé un hogar con nues- tros 3 hijos: Antonio, Juani y Ana. Pero nuevamente la vida me sacudió y quiso que Ana María se fuera antes que yo, dejando a mis hijos con edades de 20 años el mayor y 18 y 13 las niñas. Pero tengo que decir que mis hijos siempre me han

ayudado, en especial mi Jua- ni, que era la que se encar- gó de la casa y de nosotros cuando faltó mi mujer.

ces cuando me plantearon ir a algún centro para intentar reponerme. Entonces supi- mos del centro de Montal- bán y quisimos probar, ya que, aún siendo de La Ram- bla, conozco a muchísima gente de Montalbán, y una vez empecé aquí, ya no me quise ir. Estoy muy contento con todos los trabajadores, se portan muy bien conmi- go. Hacemos muchas cosas durante todo el día en el centro: fichas, ordenador, huerto… No me dejan parar, pero espero estar aquí por muchos años más.

Un usuario de AFA Montalbán hace un resumen de su vida

Una vez que empecé a vivir aquí, ya no me quise ir

MIGUEL RAIGÓN UED Montalbán

Me llamo Miguel Raigón García, nací el 5 de enero de 1941 en La Rambla, Córdo- ba. Crecí y viví en el campo, hasta que me fui a hacer el servicio militar. En el campo trabajé haciendo un poco de todo, guardando ovejas, arando, trillando… Todo lo que hacían los mayores lo hacía yo, siendo sólo un niño. Dejé mi vida en el campo para hacer la mili en Palma de Mallorca, en aviación, y tengo que decir que recuer- do esos 18 meses como los mejores de mi vida. Cuando regresé del ser- vicio militar empecé a bus- carme la vida como camio- nero. Con este duro oficio que me mantenía muchas horas fuera de mi casa es- tuve 25 años. Después seguí en la carretera. Cambié mi camión por un taxi que me acompaño otros 20 años, hasta mi jubilación. En cuanto a mi vida per- sonal, ha estado llena de altibajos, como casi la de todo el mundo, creo. He vi- vido momentos muy bue- nos pero otros también muy amargos. Tuve una novia antes de la mili, cuando éra- mos sólo unos niños, con la «mala suerte» de que una

Algunos años después de jubilarme, la salud empezó a fallarme y fue un ictus el que me dejó ya más dependien- te de mis hijos. Fue enton-

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