ESPECIAL 90 ANIVERSARIO ABC SEVILLA 12-10-2019

MANUEL SUMMERS Cineasta y humorista gráfico El genio y la taquilla

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ABCdesevilla.es 12 octubre 2019

HEMEROTECA ABC

Seis muertos y un herido grave ha sido el balance final de un trágico accidente ayer en el muelle de armamento de Astilleros Españoles tras dos explosiones en la bodega del barco «Frigo Asia» 1980 6 AGOSTO

ANTES DE SUS ÉXITOS COMERCIALES, SUMMERS HABÍA FILMADO EN PLENA JUVENTUD DOS OBRAS MAESTRAS DEL CINE ESPAÑOL

POR JOSÉ MARÍA IGEÑO

El cineasta Manuel

LUIS ALONSO

Summers en una divertida escena doméstica con los niños

M UCHO antes de que

desatan la carcajada. La filmó enLa Palmadel Condado, pueblode sus

pudiera ni vislumbrarse un atisbo de industria audiovi- sual andaluza, con la autono-

ancestros, peroaquellas calles yplazas, y sobre todoaquel paisanaje, podíanhaber sido los de cualquier otro lugar de labajaAndalu- cía. Esaniñademisal ypermanente velonegro, cuyos planes de boda conun jovenpracticante—los queponían inyecciones se llamabanasí, practican- tes—se ibanposponiendo ad infinitum por los largos y sucesivos lutos quehabíade guardar por los familiares que ibandespidiéndosede estemundo, tenía la caradulce y resignadadeMaría JoséAlfonso. El novio tenía lamirada líquida yperplejadeAlfredo Landa. Yentrambos, silencio,murmullode rosarios enpenumbra, radios apagadas y el patético subraya- dode fondodeunbolero: Estánclavadas dos cruces… Ese primer cine deManuel Summers no sólo cumple aquello de «formar parte de nuestras vidas», sino que además nos las expone y desentraña. Son películas que hablan de la condiciónhumana y por eso resultan válidas para La Palma del Condado o para Estocolmo. Pero lo que vino después en su carrera, al margen del éxito de Adiós, cigüeña, adiós y joyas aisladas como el documental Juguetes rotos , sobre ídolos caídos del deporte y la cultura popular, guardamenos relación con la creación artística y más con la taquilla. Entre película y película de trazo grueso, este singular cineasta y humorista gráfico andaluz aún dejó detalles de su genialidad en su primera y última aventura en la industria americana, Ángeles gordos , de estemismo 1980 en que nace el Festival de Cine sevillano, o en esa especie de testamento autobiográfico que tituló Me hace falta un bigote . Hizo dos películasmás, para el grupo de su hijo el de los Hombres G , pero su legado llevaba ya tiempo con la rúbrica echada.

mía aún por estrenar y unosmeses después del 28-F, estuvieron en Sevilla Otto Preminger, Luigi Comencini, Paul Mazursky y Emmanuelle , o sea Sylvia Kristel, el granmito erótico de los setenta, a cuyo lado se fotografiaron en aquel octubre de 1980 los políticos impulsores del primer Festival de Cine de la ciudad. Sevilla era ya un acreditado escenario o decorado cinematográfico, pero la creatividad autóctona no había encontrado aúnmedios para desarrollarse en este ámbito. Malogrado el prometedor ClaudioGuerín, no se daban todavía las condiciones paraque surgiera en esta tierraunAlbertoRodríguez ounBenito Zambrano, todo lomás un incomprendidoyquizá adelantadoa suépocaGonzaloGarcía-Pelayo, pero sí sehabía consolidado enplena juventudunode esos genios queparecenbrotarle a la creaciónartística por generaciónespontánea, sinnecesidadde que se confabulenensubiografía azares de espacioy tiempo especialmentepropicios para suaparicióno despegue. PorqueManuel Summers, sevillanoy leperode voluntad, yahabía filmadoantes de cumplir los 30dos obrasmaestras del cine español, Del rosa al amarillo , conchadeplata enSanSebas- tián, y Laniñade luto ,menciónespecial del jurado en Cannes. Si enel blancoynegrode laprimera aún conmueve al espectador con ladoblehistoriade amor en la infancia y en la vejez, enel color de la segundaManuel Summers ejerce yademaestrodel humor negroy la sátira, enuna tragicomedia en la quenodejademirar con infinita compasióna sus personajesni en losmomentos enque sus peripecias

VIDAS DE PAPEL

12/6/1986

Una indescriptible portada con Summers

ejerciendo de cura aleccionando a los

alumnos antes de las vacaciones. Se trataba, en realidad, de una escena del rodaje de «Me hace falta un bigote»

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