GURME-CADIZ- Nº 8-Verano 2020

ENTREVISTA

Ángel Rodríguez, restaurante Avante Claro, Sanlúcar de Barrameda.

Ángel Rodríguez, sanluqueño del barrio bajo, lleva más de un cuarto de siglo en Avante Claro, uno de los restaurantes del célebre Bajo de Guía de Sanlúcar de Barrameda. Comenzó sien- do casi un niño ayudando a sus padres y a su hermano Manolo, algo mayor que él y tristemente fallecido hace menos de dos años. Ahora lleva las riendas, junto a sus hermanos Alejandro y Cristina, de este local que su progenitor adquirió siendo una tasca para pescadores y que es ahora uno de los más conocidos en la orilla de la desembocadura del Guadalquivir.

¿Cuándo se inicia el camino del Restaurante Avante Claro? El negocio lo adquirió mi padre, Manuel Rodrí- guez, y mi madre, Carmen Camacho, hace 28 años. También lo llevó mi hermano Manolo, que falleció hace año y medio, y ahora mis hermanos menores y yo estamos al frente. ¿Entraste en el negocio desde muy joven? Llevo aquí desde los 13 años y ahora tengo 39. Cuando lo abrió mi padre era el Bar Cafetería Avante Claro. Abría a las cinco de la mañana para dar los desayunos y la copita de anís o amontillado a los marineros, porque entonces aquí paraban los barcos de pesca y los pescado- res del barrio y de la zona de Bajo de Guía em- barcaban directamente desde este lugar. A esa hora estaba mi hermano Manolo, que tendría 17 años. Cuando yo terminaba en el colegio, venía aquí y me ponía a fregar y a ayudar a mi padre para que mi hermano descansara, porque al día siguiente volvía de nuevo de madrugada.

Mi hermano pequeño, Alejandro, estaba todavía en el carrito, mi madre lo traía a la cocina y dejaba el cochecito al lado de una máquina que había para planchar la mantelería. Mi hermana Cristina tendría unos cinco años y ahora tam- bién trabaja con nosotros. ¿Era Avante Claro muy distinto al restaurante de ahora? Totalmente distinto. Esto era una tasca marine- ra y teníamos tres mesas. Estábamos mis padres, mi hermano, mi hermana, un cocinero y un ca- marero. Ahora la plantilla es de veinte personas. Tampoco teníamos el comedor, que era entonces una tienda de recuerdos, ni otra parte del actual comedor, que era una peluquería. Cuando ya nos hicimos con todo, le mantuvimos el ambiente marinero pero algo más moderno. ¿Y cuándo disteis el salto de tasca a restaurante? Entonces ya mi padre no venía tanto, le echaba

Salvador Moreno Fotos: Paco Martín

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