SEXTA RIMA A LA ESPERANZA
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Suenan las voces como almas fundidas,
con el eco de una sinfonía entre hadas,
que invitan posar pasiones perdidas,
sobre aquellas mañanas sosegadas,
cuando el sol me adulaba por el rocío,
y yo al jilguero aletear sobre el río.
¿De qué adolecen los ríos de mi tierra?
Lentos bajo algas, y los peces muertos...
Tal vez sin frescor, el rigor se aferra...
Tal vez, más agostos y más desiertos...
¡Ay caminante, cual va y no retiene,
el verdor de antaño que apenas viene!
¿Dónde otro dorado que no te abrase?
Yo aquí muriendo con mi melancolía...
Volar años luz donde tu edén case,
otro amor de humana filosofía,
con gran esmero hacia bello entorno...
Aquí la Tierra…lejos del retorno.