ROMANCE A CAMPO PERDIDO
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¡Dime campo!, ¿qué adoleces?,
ajado entre mala grama,
sino pinta surco el yunque,
cual tu entraña allana y cala,
ni esa lluvia que vence estío,
y el cauce de arroyo aclara,
de aciago y turbio veneno,
y hace fértil la bancada.
Ver tristes tus olivares,
¡dime campo!, ¿qué adoleces?,
con los cortijos cerrados,
y en silencio sus paredes;
ya no hay roja amapola,
ni la abeja da sus mieles,
sin flores de los abriles,
del sol tu prado se cuece.
¡Dime campo!, ¿qué adoleces?
¿Quieres que mueva tus chopos?,
cuando el viento no los mece,
y llenen de hojas mis gozos,
como copos de magia ocre,
camino otoñal del soto,
donde canten los jilgueros...
¡Oh campo, vuelve a tu arrojo!