ana Gracia:
Yo espero que por fin mejore y que de verdad se invierta
en educación y en investigación, porque tenemos un potencial de
lujo en este país, en todos los sentidos. No sólo de materia prima.
Tenemos el Dorado en Paleoantropología. No podemos permitirnos
no formar a gente, que la gente se tenga que ir… Tengo un montón
de compañeros que han abandonado porque no hay posibilidades
de tener luego un Instituto de evolución humana. Es una pena. En
ese sentido es muy importante la divulgación, y que la gente valore
como propio todo este
background.
Yo me moriré, pero Miguelón
seguirá ahí y las generaciones que vienen lo contarán igual de bien
que yo.
maría García-alix:
Eso espero.
ana Gracia:
Eso espero yo también. En eso trabajamos.
maría García-alix:
Después de treinta años ¿qué crees que queda toda-
vía de sorpresa en Atapuerca? ¿Habrá nuevos acontecimientos, nue-
vos hallazgos?
ana Gracia:
Todas. Todas. Yo llevo treinta y ocho años, como te comen-
taba antes, y sólo llevamos explotado un tercio de ese yacimiento. Y
de los demás ni te cuento, porque no se excavan todos. ¿Sorpresas?
¿Y sorpresas desde el punto de vista de las preguntas científicas? ¿Y
aprender de ellos? Por ejemplo, con uno de mis trabajos descubrimos
que uno de los cráneos era de una niña con craneosinostosis, que es
una enfermedad rara hoy en día. Se da un caso cada 200.000 nacimien-
tos. ¿Cómo es capaz de sobrevivir una niña en el Pleistoceno Medio
con craneosinostosis? Pues la única explicación, después de que hici-
mos todo un estudio científico, era que probablemente ocurrió un tipo
de trauma en el tercer trimestre de gestación de la madre, y eso pudo
producir que se le soldaran los huesos antes de tiempo. Pero si sobre-
vivió hasta los diez años, que al menos es la edad de muerte que le
hemos calculado a Benjamina (así la llamamos), fue porque no sólo la
madre la cuidó como madre, o el padre… el grupo permitió que so-
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Intervenir en el mundo, una actitud ética