es la mejor del mundo. Así de claro. Y eso se aprecia y se valora en todas
partes.
maría García-alix:
¿Cómo evalúas la proyección que tiene ahora mismo
la ciencia española en el extranjero?
ana Gracia:
Yo puedo hablar más bien de mi campo y creo que tenemos
una proyección estupenda. De hecho nos reconocieron antes el mé-
rito las revistas extranjeras que nuestros propios compañeros de fa-
cultad. Y eso es como jugar en la NBA. Tenemos ese hándicap: la li-
teratura en castellano todavía no vende mucho, y jugamos en las NBA
de la ciencia, que son
Echos, Science, PNAS
… las revistas que tienen
de verdad impacto. Al principio nos costó mucho que aceptaran pues
no había ni un americano en el equipo. ¿Cómo? ¿Unos moritos publi-
cando en revistas así? En esto he de reconocer que el Colegio me dio
el idioma.
maría García-alix:
Conocer otro idioma es muy importante.
ana Gracia:
Sí. Y sobre todo el no tenerle miedo a los idiomas. Sí, muy im-
portante. A día de hoy no se puede hacer nada. Me dan mucha envidia
nuestros compañeros portugueses, todos son bilingües, o trilingües.
Porque todos hablan español, todos hablan portugués, todos hablan in-
glés, la mayoría hablan francés. ¡Impresionante! ¿Por qué ellos sí y no-
sotros no? No somos más tontos, ¿no?
maría García-alix:
Desde luego. Y, hablando de educación, el Colegio
suele realizar una visita a Atapuerca en el último curso de la ESO. ¿Por
qué puede ser importante?
ana Gracia:
Es importantísimo, y se lo agradezco inmensamente, porque
creo que los que estamos viviendo esta historia en primera persona te-
nemos la obligación, el derecho y también el privilegio de contarlo. De-
bemos pasar el bastón a los alumnos y que luego digan “pues yo he vis-
to y he conocido”. Muchos de los guías que están en Atapuerca han
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Intervenir en el mundo, una actitud ética