EDUARDO BOBRÉN
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Encuentro
Tembló mi corazón frente a tu puerta
y mis nudillos blandos se inflamaron,
cuando en éxtasis suave reclamaron
y encontraron tu puerta entreabierta.
Voló a la nada la quimera muerta
cuando nuestros dos cuerpos se miraron,
y sumidos a la emoción quedaron
al vislumbrarse la pasión despierta.
Aún sin abrir tu puerta totalmente,
danzó mi corazón como un demente,
regalado de toda tu dulzura.
Embriagamos de dicha la ternura
y ausentes de malicia, tiernamente,
las alforjas llenamos plenamente.
Estancia de mieles
La amada me recibe en su estancia de mieles y
mis ansias pretéritas de pronto se detienen,
al contemplar las formas que en sus salas se
mueven,
y admirar las volutas de su suaves dinteles.
Mis pasos se desplazan por la alfombra de pieles,
de formas epicúreas que en cadencias contienen
ardorosas efigies que a exacerbarnos vienen,
y a proponer, de súbito, adoración de fieles.