EDUARDO BOBRÉN
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La amada me recibe con rosas y ternuras
y pródiga me abraza para elevarme a alturas
de goces indecibles, en su acogida hermosa.
Y al sentir sus latidos en ansiosa premura
se colma mi existencia de su dulce blandura
y se llena mi vida del olor de su rosa.
Después
Temblorosa...
como hoja leve
que disipa
el espanto del abismo,
navegante...
en suspiros
de amor...
en crestas
gloriosas
de pasión...
susurrante...
desbocando en mi piel