ANTONIO PÉREZ
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celebrando su lotería;
no se sabe si esa alegría,
que algunas veces nos llama,
sostiene ruinosa trama,
en busca de la codicia...
Su fuego siempre acaricia:
nuestra alma atraída en su flama.
¡Traedme la jara seca!,
libre de pringue y cizaña;
mal ojo “torvisco” amaña,
huyendo la fe que peca
al Vaticano o la Meca.
Aquí tomaré vereda
lejos de suerte y moneda,
sorteando arce y sabina,
hacia la paz que culmina,
cuando en refugio se queda.
Las Azadillas
Sierra y Pensamiento-La Fresnedilla
.