MUERTE Y GLORIA
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sino la herida de un poder inhiesto,
que siempre hizo ofrenda a tu morada,
y látigo a mi condición y puesto.
Mi tributo a los que se adentran en los mares en
precarias condiciones, huyendo de la muerte, en
busca del puerto soñado, aunque a veces son
engullidos en las profundidades... ¡Ojalá encuentren
su felicidad... terrenal o celestial.