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Manuel Rodríguez en su bar de La Campana

ENTREVISTA

Manuel Rodríguez “Cateca”

¿Cómo es su público?

Vienen muchos amigos que han quedado y se

toman una cerveza a cualquier hora. Otros llegan

por la mañana y se toman su copita de aguar-

diente o coñac. Bebida larga no tenemos.

¿Sigue habiendo en Sevilla público que acude

solo al bar a tomar una copita de aguardiente?

Sí que quedan. Generalmente son personas

mayores o trabajadores de la zona que hacen

una parada en el camino, aunque lo cierto es

que cada vez son menos porque el aguardiente

es muy delator y no se puede disimular luego el

olor. Viene mucha gente desde primera hora de

la mañana, sobre todo jubilados.

¿El que viene solo, le interpela su atención?

Suelen comentar el tiempo, las noticias o

la salud. Algunos ya nos conocemos y nos

preguntamos por las cosas importantes. En

las conversaciones que surgen se suelen evitar

temas conflictivos como el fútbol o la política,

porque una de las normas de la casa es huir de la

discusión.

¿Se han hecho amistades en su barra?

Hay gente que se ha conocido aquí. Vienen solos

y si empiezan a hablar con el que tienen al lado

no tardan ni cinco minutos en encontrar un

vínculo, algo muy frecuente en Sevilla. Cuando

eso ocurre da lugar a charlas en las que a veces

yo participo porque las comparten conmigo.

¿Suele usted tomar parte de las conversaciones

de sus clientes?

Un camarero debe ver, oír y callar, pero no ser

una portera, ni contar chistes ni entablar tantas

relaciones. Hay sitios en los que no saben dónde

está esa línea. Detrás del mostrador se entera

uno de todo pero a mí no me gusta meterme

en conversaciones de nadie, salvo casos muy

concretos.

La barra de caoba, el suelo de losas hidráulicas, el urinario

de caballero de reducidas dimensiones… Todo está igual que

cuando La Goleta abrió sus puertas allá en la década de los 50,

pero desde hace tres años Manolo Cateca ha sabido imprimirle

su carácter a este recoleto establecimiento que hace esquina

con La Campana.

¿Qué tiene que ver Manolo Cateca con la anti-

gua taberna que había aquí siempre?

He intentado mantener la misma filosofía de

bar antiguo que había, pero haciendo mucho

hincapié en los vinos del Marco de Jerez, que

se están perdiendo en Sevilla. Tengo casi 160

referencias. En cuanto al local, sigue práctica-

mente igual, salvo el artesonado de madera,

que estaba cubierto con escayola. Ha sido una

restauración más que una reforma. De hecho,

seguimos sin aseo de señoras, tal y como estaba

en su origen.

¿No le obliga la ley a tenerlo?

Donde hacen la ley hacen la trampa. Aunque la

nueva normativa obliga a tenerlo, tenemos que

respetar los azulejos porque están considera-

dos un elemento patrimonial.

Un camarero

debe ver, oír y

callar, y no ser

una portera

Psicólogos

de

barra

Isabel Aguilar

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