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Mis primeros poemas

22

y aquel bullicio pueril,

rigor de tardes sesteras,

que el dulce silencio rompía,

recaló en otras esferas.

Era blanco mi cortijo,

bajo sus verdes higueras,

pintado de blanca cal

y el agua de las regueras.

Caerán las hojas otoñales,

volverán las primaveras,

rozarán los ventanales,

avecillas bandoleras.

Envidiaran sus jóvenes árboles,

estaciones venideras

y mi recuerdo melancólico,

andará por sus fronteras.

¡Quiero entrar otra vez!,

¡amainaré, en tanto esperas!,

poco a poco en mi ímpetu,

¡albérgame cuando quieras!.

¡Cedamos todos a la razón!,

al estado que toleras,

mientras seamos los cabales,

serán de paz, nuestras banderas.

Barreras al Amor

Al final llegó el estío

y marchitaron flores sudorosas,

irrumpe el viento en quejío(1),

el silencio de las noches hermosas

y Beethoven con su brío,

la inmensidad de estrellas caprichosas.

Llena surge la luna,

iluminando montañas rocosas,

duerme el niño en su cuna

y el resplandor en su cara de rosas.