Homenajes
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El país de las cercas.
En los verdes prados de Irlanda,
los caballos anhelan el sol dorado...
...eternal cielo nublado,
acongoja galopar alegre;
allí la tormenta manda:
acrecentar los lagos;
teatro de ocas…patos…gaviotas,
de música alborotada y modesta,
donde se invita mi presencia
y místicos irlandeses,
quienes recrean su Biblia,
cuales muchos representan,
en diverso talante y elegía.
Ni españoles, ni franceses,
más bien de melancolía…
…ojos profundos…azules,
serios como quijotes,
cabellos de oro aclarado,
sus corazones saltan por las nubes,
por ansiar cordero asado.
El mío está cercado,
en camino de asfalto,
sin poder cruzar la cerca,
ni poder besar la hierba,
en el rocío de la mañana,
donde nace soberana
y de mi, un clamor:
¡Qué triste, que triste: verla tan cerca y no
poder solazarme en su verde esplendor!.
¡Llegaré a ti: Belfast! ,
a escuchar tus quejas!,
que el clero calienta,
con suprema diligencia,
corriendo la ira por las calles
y la sangre por los valles
y los muertos por los nichos
y Dios gobernado en las torres.




