MANUAL NEUROMANAGEMENT

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Tampoco sería inteligente dejar que nuestra vida esté sometida a los vaivenes y dictadura del sentimiento de cada momento.

Precisamente la Inteligencia Emocional pretende que la persona integre ambas realidades y se pongan al servicio de la Misión personal. Para hacerlo, como se ha dicho, es necesario que exista esa Misión de un modo consciente y bien determinado. Como ha escrito Nietzsche “Quien tiene algo por qué vivir, es capaz de soportar cualquier cómo”. Pero esta frase es relativamente cierta, en el sentido de que son muchas las personas que saben el “por qué” pero su voluntad débil no le permiten soportar cualquier “cómo”. Aquí radica la importancia de crear hábitos positivos de actuación en la vida de cada persona. Cuando una persona no tiene una voluntad consistente queda a merced de sus sentimientos y, en especial, de los deseos más inmediatos (odio, pereza, comodidad, vanidad, etc.) sin que éstos estén sometidos a la parte más noble y excelente de la persona (la inteligencia). Es decir, el hombre se hace esclavo de sus pasiones, no se domina a sí mismo. A este respecto es impresionante la claridad con que los clásicos se dieron cuenta de esto. Por ejemplo, dijo Séneca sobre Alejandro Magno: “Alejandro devastaba y ponía en fuga a los personas, a los hircanos, a los indios y a todos los pueblos que se extendían por el Oriente hasta el océano, pero él mismo, unas veces por haber matado a un amigo, otras por haberlo perdido, yacía en las tinieblas, lamentando ya su crimen y su soledad, y el vencedor de tantos reinos y pueblos sucumbía a la ira y a la tristeza. Porque se había comportado de modo que tenía en su potestad todas las cosas, pero no sus pasiones. En qué gran error están los hombres que desean llevar su dominio más allá de los mares y se consideran muy felices si obtiene guerreando muchas provincias y añaden otras nuevas a las antiguas, sin saber cuál es el reino más grande e igual al de los dioses. Dominarse a sí mismo es el mayor de los imperios.” (Ad Lucilium Epistulae Morales, CXIII, 29-30). Saber dónde queremos llegar facilita mucho el camino y ahorra esfuerzos en cualquier proyecto empresarial o personal. Es posible estar muy atareado sin ser efectivos. Todas las cosas se crean al menos dos veces: en la mente, y después en la realidad. La primera creación es muy importante. Nuestro esfuerzo lo debemos dirigir para que nosotros mismos seamos la segunda creación de nuestro propio designio pro- activo, no la segunda creación de las agendas de otras personas. Una vez que la persona está firme en su interior (misión y valores) y tiene la voluntad entrenada, el dominio de la actuación, es un paso fácilmente al alcance, porque hemos conquistado lo más importante para “triunfar”: nos hemos conquistado a nosotros mismos. De dentro hacia fuera

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