ABC PROVINCIA 08-11-2016

ABC DE LA PROVINCIA 13

ABC

MARTES, 8 DE NOVIEMBRE DE 2016

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Campiña de Morón y Marchena

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ARAHAL

LA PUEBLA DE CAZALLA

curso literario tiene tres modalida- des: narrativa, poesía y cuento in- fantil. El plazo de presentación de las obras finaliza el próximo diez de diciembre, en la Delegación de Igual- dad «Centro Juan Muñoz y Peralta». La temática será mujeres e igualdad.

pal de La Puebla de Cazalla entre los premiados de este año, siendo una de las más de seiscientas que se han presentado a esta convocatoria del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. La localidad morisca reci- bió una mención especial, además.

Conmotivo del Día Internacional de la Mujer, el Ayuntamiento de Arahal pone enmarcha el XXI Certamen Li- terario «Ciudad de Arahal». Este con- Se abre el plazo para el XXI Certamen Literario

Los premios por el fomento de la lec- tura de la XVII Campaña de Anima- ción a la Lectura «María Moliner» han incluido a la biblioteca munici- La Puebla figura entre los «María Moliner»

MORÓN DE LA FRONTERA

Jesús Lineros, casi cinco décadas con su puesto de castañas

ra) por varios años más. Pero es ine- vitable pensar en el futuro. Jesús cam- bia entre el optimismo moderado y el pesimismo cuando se le pregunta so- bre su relevo. «Si yo dejo esto, no creo que nadie siga», reconoce, aunque admite que «quizás uno de mis hijos es haga car- go». En cualquier caso, aunque el fu- turo es incierto, Lineros espera que este oficio no se pierda nunca. «Son cosas tradicionales que tienen que se- guir, porque sería una pena que cuan- do yo me vaya ya no se vendan más castañas en Morón». No obstante, a pesar de que es algo con un halo romántico, vender casta- ñas durante tres o cuatromeses al año es un trabajo muy duro. Por supues- to, no le da a Jesús y a su mujer para vivir, aunque él está más que acostum- brado a buscarse la vida. «Cuando ter- mino aquí me voy al campo o a cual- quier cosa que me mantenga, porque a mi edad, si no estás entretenido, la vida se pasa muy mal», contesta con una sonrisa. La misma que llevan sus clientes cuando se llevan, un año más, sus cas- tañas.

∑ El humo de su tenderente marca el inicio del invierno en la Campiña

jar de todo», afirma Jesús entre varias tandas de castañas, «desde albañil a la recolección de tomates, aceitunas... lo que sea para poder sacar a mi fami- lia adelante». Por supuesto, una de las grandes actividades es la que realiza en estos meses, cada año, sin faltar a la cita. Aguantando las pedradas que la vida pueda lanzar, y más en esta época del año. Porque es el frío el mejor aliado del negocio de las castañas, ya que «cuando hace calor no apetece comer castañas», reconoce, «y en estos últi- mos días la cosa ha estado muy mal». Pero también es cierto que es un ne- gocio muy duro por las condiciones que más le benefician. «Yo tengo ya se- senta y cinco años, y el cuerpo ya no es lo que era». La edad y una larga vida de trabajo ha terminado por influir en la energía de este castañero, pero él continúa con la misma energía que te-

nía cuando empezó, «con el alcalde Leopoldo de la Maza, que fue el prime- ro que me dio permiso para estable- cerme, en el año 1973», recuerda. Sin relevo Mucho tiempo ha pasado desde enton- ces. Morón ha visto muchos cambios en todos los sentidos, pero algo ha es- tado siempre perenne: el humo de las castañas. A Jesús Lineros es algo que le parece muy buena señal e insiste en que, mientras le aguante el cuerpo, él seguirá repartiendo castañas para los habitantes de la localidad (y de Olve- Hasta que el cuerpo diga Aunque es un oficio duro, Jesús Lineros afirma que seguirá vendiendo castañas mientras pueda

JUAN LUIS MÁRMOL MORÓN DE LA FRONTERA

Ha tardado en llegar, pero parece que el frío se ha instalado. Con él llega toda una suerte de pequeños rituales que van en consonancia con la llegada del invierno, pero hay uno que marca la llegada oficiosa de ese pequeño otoño que precede al frío del invierno: el pues- to de castañas. En Morón de la Frontera esta ima- gen se viene repitiendo desde hace casi cincuenta años. Cuarenta y tres años, concretamente son los que Jesús Li- neros lleva regentando un humilde puesto ambulante de castañas. Ya sea delante de los Jardines de la Carrera o en el Parque de los Palomitos, el humo de la chimenea donde este moronen- se asa las castañas es la señal inequí- voca de que el invierno ha llegado. Trabajador sacrificado Es domingo por la noche. Hoy el pues- to se encuentra en los Palomitos. El sábado estuvo en Olvera. El día ante- rior en la Carrera, donde probablemen- te se encuentre esta noche. Todos los días desde mediados de octubre has- ta finales de enero, cada año, desde hace casi medio siglo. «¡Vamos a las ricas castañas! ¡Que ya ha llegado el frío y es lo que pega!», grita Jesús para reclamar clientes, aun- que no parece demasiado necesario. El goteo de clientes es constante. De- safían momentáneamente al frío a la espera de las ricas castañas mientras Lineros alaba la calidad de las mismas. Mientras se asan, algunos aprovechan para preguntar por cosas mundanas o las familias. Es la naturalidad que se gana con casi medio siglo de trabajo a unas espaldas muy machacadas por el trabajo constante. «Con dieciséis años me fui de casa y empecé a traba-

J. L. MÁRMOL

Jesús Lineros atiende a varios clientes en su puesto de Morón de la Frontera

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